El pasado martes 3 de noviembre, algunos murcianos aseguraron haber visto caer del cielo de Mula varios objetos como si fueran bolas de fuego. Pero no fue hasta el jueves 5 cuando se detectó una especie de artilugio esférico que en un primer momento hizo saltar las alarmas, pero curiosamente fue un joven el que alertó a la Guardia Civil de lo que podía ser. Según Iván Moya, no había duda. Se trataba de un recipiente de combustible de una aeronave o cohete, que básicamente puede resumirse en basura espacial. Objetos artificiales que en realidad se encuentran en cantidades inmensas en el espacio. Por lo que podríamos hablar con propiedad de una contaminación sideral. El pasado domingo día 8 se encontró otra más, a trece kilómetros de donde se halló la otra. En una finca privada en Calasparra. Pero aún quedaba una tercera, con la que dieron unos cazadores en la Sierra del Molino del mismo municipio el domingo día 15.
Pese a la ayuda del joven, debía de descartarse cualquier hipótesis y por ello se sometieron estos objetos a un protocolo NRBQ, es decir anti riesgo nuclear, radiológico, bacteriológico y químico. Hasta los Tedax tuvieron que intervenir para asegurarse de que no se trataba de bombas. Lo más curioso es que las tres bolas terminaron llevándolas hasta mi centro de trabajo. Y fue debido a que allí tenemos unos aparatos radiológicos, puesto que está especializado en formación profesional de química y tiene unas instalaciones muy buenas que pocos centros tienen en la Región de Murcia. Ahí estarán custodiadas hasta que las reclame el Ministerio de Defensa bien por propia iniciativa o por mandato de la Agencia Espacial Europea.
Pero vamos, que en cualquier caso no se trata de ningún ovni ni nada extraterrestre. O eso queremos pensar. No, en serio. Es sólo un recipiente de combustible. Al menos es absolutamente idéntica a los modelos de la NASA. Lo de menos es que sea de un satélite, de una estación espacial o de un cohete. Lo que no queda claro son dos cosas: la primera es por qué cayó en Murcia, porque aquí como es fácil de adivinar cohetes salen pocos. Y ya es casualidad que caiga cerca de la civilización cuando las probabilidades son muchísimo mayores de que caiga sobre un océano. La segunda es que la Agencia Espacial Europea tiene dudas de si esas esferas cayeron desde el espacio o desde dentro de la Tierra. El motivo que alude es que cuando son pequeñas tienen muy pocas posibilidades de sobrevivir al entrar en la atmósfera debido a las temperaturas extremas. Y estas son de aproximadamente un metro de diámetro y casi 20 kilos de peso. Sin embargo, aún existe la posibilidad de que las resista. Y su material es de fibra de carbono muy resistente, lo que evitó que el topetazo las desintegrase. Pero en todo caso tendrían que ser muy grandes para que fuesen peligrosos. Y para los asustadizos, realmente existe una posibilidad entre un trillón de que te caiga basura espacial.
En definitiva, el tema sigue abierto y por consiguiente la investigación que sigue rastreando la zona por si acaso se encuentran más bolas. Como si se tratase de las bolas del dragón de Goku. Lo mismo hasta encontramos siete y vienen aquí a mi centro de trabajo Pilaf, Freezer y demás malotes.
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