jueves, 28 de diciembre de 2023

De viaje por la Toscana

Termina un nuevo año y volver a prometer que voy a actualizar con mayor frecuencia el blog sonaría más a inocentada que otra cosa, así que no volveré a caer en lo mismo que llevo ya más de cinco años. Y más de seis. Con bastante retraso, quería comentar que he estado unas dos semanas en Italia después de no haber cogido un avión desde 2019. Ha sido una experiencia única dado que me desplacé con mis hijos de 4 y 2 años respectivamente, una silleta y varias maletas. Sin más ayuda, dado que mamá se encontraba trabajando por allí y afortunadamente ya ha regresado para no irse más.

Entre septiembre y octubre visitamos la región de la Toscana. Estuvimos en Pescia, Pisa, Florencia, Livorno, Lucca, Pistoia, Viareggio y Montecantini. No fue difícil movernos porque por allí el tren funciona bastante bien, al haber buena red ferroviaria y conexiones así como horarios favorables y buenos precios. Algo de lo que desde luego en España no se puede hablar. Sin embargo, tampoco nos creamos que el coste de la vida es menor, pues nada más lejos que la realidad. La inflación en los supermercados italianos es mucho peor, si bien cuando sales a comer o cenar te puede costar más o menos lo mismo.

En Pisa, donde estuvimos un fin de semana completo, disfrutamos (como no) de ver y acercarnos a la famosa torre inclinada. Se encuentra bordeada de un pequeño jardín y próxima a una gran explanada. Si no me equivoco consta de siete pisos y mucha gente entraba a verla por dentro y subir. Sin embargo, yendo con niños no era una buena idea. Recomiendo ir a verla tanto por el día como por la noche.

Florencia es sin duda la ciudad más interesante, no ya por ser más grande y la capital de la región sino también por sus monumentos. Especial interés tiene la catedral, el museo Da Vinci y el Miguel Ángel. Para niños descubrimos una tienda oficial de Lego con muchísimas cajitas y ordenadas por edades, desde los más pequeños hasta adultos. Como anécdota, nos encontramos con un joven cantando en registro tenor y congregando a muchos turistas y nacionales.

En Pistoia me encontré con una librería de cómics, algo que llevaba tiempo intentando encontrar en mis sucesivos viajes a Italia. En ella había mucho cómic Disney "made in Italy" y compré un Paperinik y un Topolino (Don Miki) a muy buen precio. Cerca de dicha librería podemos pasar un rato contemplando los edificios antiguos y tomando un gelatto mientras nos sentamos en la Piazza del Duomo. También cuenta con un zoológico que lamentablemente no visitamos.

En Viareggio disfrutamos de un paseo por la playa y ver el Mar Tirreno. También había por allí un tío vivo con el que disfrutaron nuestros niños y mamá. Si bien papá se quedó en tierra por propia decisión para grabarles fotos y vídeos. También vimos una noria gigante, pero obviamente eso estaba fuera de nuestro atrevimiento (por no mencionar lo mucho que me mareo). Lo único que no me gustó fue que hay zonas de la playa de paso prohibido y que son de uso exclusivo de una empresa (un restaurante). Aunque fuese para sus clientes creo que eso está de más y tampoco lo he llegado ver jamás en España.

Livorno también está en la playa, si bien lo que hicimos por allí fue más bien un paseo por la zona comercial. En esta localidad sí que nos clavaron bien en la comida o al menos el coste fue sensiblemente mayor que en las demás. Imprescindible visitar el acuario, que está cerquita del mar. No es ni mucho menos como el de Valencia y se ve rápido, pero disfrutamos de ver a muchos animales marinos como tortugas gigantes. También tiene un piso más arriba en el que podemos ver a insectos.

Lucca tiene una plaza central muy bonita, que recuerda un poco a la de algunos pueblos españoles. Tiene un festival de cómics y videojuegos especialmente multitudinario (tal vez el más famoso de toda Italia), pero lamentablemente este año fue más tarde del tiempo que estuvimos por allí y las obligaciones laborales de mi esposa le impidieron acercarse.

Pescia es donde estuvo trabajando mi esposa y obviamente donde más tiempo pasamos. Su fama es que allí nació el autor de Pinocho, Carlo Collodi y por ello existen muchos muñequitos de Pinocho en las tiendas para turistas. Sin embargo, tampoco es en sí una localidad turística o al menos se puede ver casi todo lo importante en una mañana. No tiene mucho movimiento y si acaso lo más interesante que nos pareció fue un parque infantil cercano a un río. Al menos sí tiene sitios recomendados para comer, como pizzerías en el centro y algunos kebabs a buen precio. Lo que menos me gustó es la accesibilidad que tiene con aceras muy estrechas e inviables para carritos de niños.

Montecantini alto es rápidamente accesible a través del tren desde la estación de Pescia. Al contrario que su vecino, es un pueblo mucho más "vivo" con una mayor conexión con la naturaleza y merece la pena pasar el día por allí.

En resumen y en general, lo que creo que conecta a todos estos lugares es que son localidades con edificios bastante antiguos y poca vivienda nueva (sólo he visto reparaciones y restauraciones). No tiene pinta de que haya existido ladrillazo más allá de construirse centros comerciales a las afueras. Existe mucho comercio local y tiendas de toda la vida. Incluso cines. ¡Cines propios! Fue en Viareggio donde llevamos a los niños a ver la última película de Paw Patrol (superpoderes). En cambio, lo que menos me gustó fue que prácticamente no existen semáforos. Es una rara avis en la Toscana. Lo que hay son pasos de peatones y hay que tener mucho cuidado a la hora de cruzar. Por otra parte, aunque es cuestión de gustos, no te puede sentar en ninguna heladería porque son exclusivamente para llevar. Al parecer, lo que prefiere el turista es pasear o sentarse en alguna plaza mientras se toma el gelatto.

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