Hace algo más de 4 años dediqué un post al cuidado de los gatos. Concretamente éste. Casualmente, desde hace algo más de un mes estamos cuidando en casa a una gata que a fecha de hoy aún no ha cumplido los tres meses de edad. Llegó con apenas 5 semanas siendo un bebé que chillaba constantemente, como si fuera un pitufillo por el tono de voz que ponía. Durante estas semanas ha crecido y aunque sigue siendo pequeñita se nota su rápido crecimiento y lo espabilada que está.
Cuando son bebés, necesitan calor de sus amos. De ahí que para dormir le hayamos colocado una mantita, puesto que de lo contrario se puede sentir sola y maullar constantemente. Fue nuestro gran error de la primera noche, dejándola en una cajita sin que pudiera salir. Pero ya no se volvió a repetir.
Hasta que cumpliera los tres primeros meses de vida, el veterinario nos recomendó un pienso especial para gatos bebés, con los gránulos más pequeños y mejor comestibles. Deben de rebajarse con agua para que sean más fácilmente digeribles. Por el contrario, una vez superado el primer mes de vida ya no resulta aconsejable darle leche, puesto que puede causarle diarrea. Pero esta alimentación puede ser completada desde pronto con una loncha de jamón de pavo. Les encanta. Y ahora que va a cumplir dos meses y medio ya se zampa dos para cenar. Otra comida que también se les puede suministrar son patés de salmón y de carne como pollo e hígado. Pero todo en su justa medida y sabiendo alternarlo.
En cuanto a sus excretas, es importante colocarles una pequeña cajita abierta con arena y piedrecitas (que venden igualmente en las tiendas) para que se acostumbre a hacer sus necesidades en lugar de en la casa. Afortunadamente, los gatos aprenden pronto y se acostumbran a hacerlo en ese sitio, ya que de lo contrario buscan una esquina para ello.
Es importante que el gato tenga espacio para caminar. Mientras permanecemos en casa, debemos de dejar que pueda hacerlo, siempre y cuando evitemos que entre a nuestras habitaciones personales. Asímismo, vigilar nuestras cortinas y cubrir los sillones y sofás para evitar que los estropee. De cualquier manera, es importante que de vez en cuando lo llevemos al veterinario para que le corten las uñas, dado que de lo contrario además puede dañarnos sin querer. Con las uñas cortadas, lo único que nos podrá hacer es intentar mordernos, pero forma parte de su juego. Ahora bien, hay que acostumbrarle a que pueda permanecer en un patio o terraza y no piense que se le está echando.
En cuanto a las vacunas, hay que seguir el programa establecido por el veterinario. La primera suele ser al mes y medio. Y a los cinco meses aproximadamente hay que castrar o esterilizar al gato según sea macho o hembra respectivamente. Siempre y cuando, evidentemente, no nos interese tener más gatitos. De lo contrario, sus épocas de celo sin pareja pueden ser duras, maullando toda la noche desesperadamente.
Por lo demás, me vuelvo a remitir al post enlazado más arriba.
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