En el día de hoy, 20 de enero de 2018, se cumplen nada menos que 60 años de la publicación de la primera historieta de Mortadelo y Filemón. Pero lo más sorprendente es que desde finales de los años cincuenta su autor sigue realizando historietas después de haber trabajado ya en tres editoriales: Bruguera (1958-1986), Ediciones B (1987-2016) y Penguin Random House desde 2017. Hablo sin duda de Francisco Ibáñez Talavera, que a sus casi 82 años (los cumple en marzo) no tiene visos de querer jubilarse. Así que mientras el cuerpo aguante lo seguiremos teniendo.
En Mortadelo y Filemón pueden distinguirse varias etapas, al margen de las indicadas según la editorial. De 1958 a 1969, podemos decir que estuvieron trabajando como autónomos en la llamada "Agencia de información". Llega entonces el momento de ser contratados por la TIA en su primera aventura larga de El sulfato atómico, que es una auténtica obra de culto para todos los mortadelófilos. Ibáñez recibió el encargo de hacer aventuras largas de 44 páginas al estilo franco-belga en todos los sentidos, con mucho detalle en el dibujo e inspirándose en Spirou y Gastón de Franquin. Se introdujeron como secundarios al Superintendente Vicente y al Profesor Bacterio. La secretaria Ofelia se introduciría como secundario permanente en la aventura Los gamberros en 1978. Es cuando comenzaría la segunda etapa, con una mayor libertad en los argumentos y gags. No obstante, en ese mismo momento aproximadamente es cuando Bruguera comienza a contratar a dibujantes para que realicen por su cuenta historietas de Mortadelo y Filemón. Es entonces cuando debemos referirnos a "los negros", es decir, dibujantes apócrifos que participaron pero que prácticamente no fue reconocido su trabajo de forma pública.
Sin embargo, debemos de distinguir apócrifo/negro de colaborador. Desde los años ochenta de forma intermitente y de manera ininterrumpida desde 1996, Juan Manuel Muñoz Chueca lleva trabajando codo con codo con Ibáñez en el retocado/acabado del lápiz y el entintado. Gracias a él la calidad gráfica de los personajes no se ha visto resentida a pesar de la edad del autor, que sigue siendo el responsable de los guiones y el primer pase del lápiz (bocetos aparte). Sin embargo, es preciso hacer honor a la verdad y señalar que ni las editoriales ni el propio autor han reconocido de manera pública este trabajo de Muñoz. Además, ni tan siquiera fue invitado a la fiesta del 60 aniversario que se celebró ayer viernes en Barcelona con tres dibujantes (Cera, Ramis y Rovira) y el resto periodistas. Sorprendentemente no estuvo JAN, por cierto... Pero si alguien más debía de estar ahí y para nada ser ignorado es Juan Manuel Muñoz. Ayer era el momento y si no lo hicieron, no sé en qué momento van a agradecerle. Una pena.
En 1987 Ibáñez firma un acuerdo con Ediciones B, del grupo Zeta, y se destruyen los originales de la mayoría de esas historietas apócrifas, cuya publicación se hizo sin que el autor original viera un duro. Sin embargo, como prueba (una de tantas) de la torpeza de la editorial (o no, porque realmente se le debería agradecer), muchas historietas cortas se salvaron de la quema. Es más, se salvó hasta una aventura larga guionizada por Ramón Casanyes, de título El caso de los parvulitos. Todas las demás fueron suprimidas. Treinta años después, una crisis terrible de Ediciones B en la que se acumulan impago tras impago y que amenaza con repetirse lo de Bruguera, termina motivando su venta tras el acuerdo del Grupo Zeta con Penguin Random House y más en concreto con su filial española Barcelona Sipan Networks. De momento, parecen apostar por los personajes de Ibáñez, como demuestra la próxima edición integral de Rompetechos. En cualquier caso, Mortadelo y Filemón no han dejado de vender.
En realidad, poco nuevo se puede contar más de estos personajes que forman parte de la cultura cómica española. En estas seis décadas, España ha tenido tres Jefes de Estado (un dictador y dos reyes), 6 presidentes del Gobierno, entrada en el Euro... Y estos personajes no han permanecido ajenos a la evolución política, económica y social especialmente a partir de la llegada de la democracia y la desaparición de la censura. En Mortadelo y Filemón existe mucha parodia de eventos y sucesos reales, así como caricaturas de personajes famosos que incluyen a políticos tanto nacionales como extranjeros. Así por ejemplo, han llegado a aparecer Bush padre e hijo, Bill Clinton, Barak Obama y hasta Donald Trump. Todos ellos se han llevado tortas de nuestros agentes.
Al margen de los cameos e intervenciones de personajes conocidos, Mortadelo y Filemón han participado en Juegos Olímpicos y Mundiales de fútbol. Curiosamente, en la primera participación de ambos eventos no había una referencia expresa a la ciudad real, de manera que sus títulos fueron editados posteriormente. En los JJOO, nuestros agentes llevan sin faltar a la cita desde nada menos que 1980 con Moscú, donde lidiaron con un agente de la ABUELA que pretendía convencer a los deportistas de que fueran a la huelga. Eso sí, sin olvidarse de la KGB. En total llevan 11 olimpiadas. Por otra parte, existen dos álbumes conmemorativos del Mundial 82. En 1986 ya no estaba Ibáñez en Bruguera, dado que se marchó a Grijalbo con impagos de la editorial y encima habiendo perdido los derechos de sus personajes. Sin embargo, sí hubo una aventura apócrifa pero de modesta calidad. En 1990 hubo una historieta que pretendía referirse al Mundial de Italia 90, pero los Mundiales "serios" no se reanudarían hasta 1994. Desde entonces, 7 seguidos siendo el último de ellos hasta el momento el de Rusia de 2018. Será publicado el próximo 5 de abril.
¿Qué futuro tienen los personajes y la serie? Ibáñez ya ha dejado claro en numerosas ocasiones que quiere que alguien los continúe. Al mismo tiempo, reitera sus dudas respecto al guión porque entiende que eso es algo más "personal". También ha dicho que Mortadelo y Filemón no serían mejores ni peores, sino "diferentes". De cualquier manera, a los que hemos leído todas las aventuras no se nos escapa que hace tiempo que la serie vive más de las rentas del pasado. O bien que nos hemos vuelto muy exigentes, pero el humor actual nos deja unas historias muy lejanas al acierto de las décadas de los setenta y ochenta. La época Bruguera fue sencillamente brillante. En todo caso, el que coja el testigo podrá intuir que hay aspectos que nunca deben cambiar, y es que nuestros agentes son los más patosos del mundo mundial. Pero precisamente eso es lo que les hace ser adorables.
¡Por muchos años!
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