Terminaron las Navidades 2016/2017 y con ellas arranca un nuevo año. Dedico este post a hablar de videojuegos y en concreto algunos que he adquirido aprovechando las suculentas rebajas de Steam, la plataforma online de videojuegos por excelencia. También está Origin, de Electronics Arts y Battle.net de Blizzard, pero ocuparían el segundo y tercer puesto respectivamente en popularidad y ventas. En un lugar muy alejado sigue sobreviviendo FX Planet, como si fuera la UPyD de las plataformas de videojuegos que se niega a desaparecer. A través de todas estas aplicaciones podemos comprar e instalarnos videojuegos, pudiendo jugar y rescatar nuestras partidas en cualquier ordenador. Sólo tiene que estar ese juego instalado. Pero lo mejor de todo es que se solucionan los sempiternos problemas de espacio. El único problema es que no existe traducción al castellano en muchos de ellos, sobre todo de las voces. En otros caso, con suerte, se traducen los diálogos.
Como aventura gráfica, he podido jugar a un clásico que sin razón aparente no había disfrutado con anterioridad: El día del Tentáculo, de Lucas Arts. Se trata de la secuela de Maniac Mansion, un título que aparte de tener su versión en ordenador también salió para Nintendo NES y curiosamente era uno de los favoritos de mi mujer. La diferencia es que aquí el tono no es tan misterioso ni de tensión, tampoco se puede morir y además los personajes se hallan separados en tres tiempos: el pasado (siglo XVIII), el presente y el futuro (siglo XX). Cada uno tiene que interactuar en la mansión y enviarse objetos a través de una máquina para hundir los planes de un malvado tentáculo que ha conquistado el mundo. No es comparable con Monkey Island, la joya de la compañía. Pero sí está bien construido el guión del juego, con varios giros y cambios en el tiempo, momentos humorísticos y unos personajes manejables altamente frikis.
Como juegos de rol, se ha puesto también en oferta Sacred. Y en versiones completas de cada parte de su saga. Son juegos en los que se explora un mundo abierto, pero no en visión de primera persona como Dragon Age, Elder Scrolls y otros, sino en un plano 2D con perspectiva diagonal. La cantidad de misiones secundarias es muy amplia, al tiempo que los monstruos jefes. Pero sobre todo un mapeado gigantesco. Especialmente es constatable en la segunda parte, con una extensión absolutamente brutal. Menos mal que iremos encontrando portales con los que guardar atajos, como en la saga Diablo. También se pueden comprar caballos para desplazarse más rápido. Su punto más a favor es el amplio número de habilidades que podemos adquirir con los personajes que elegimos. A este respecto, mi favorito es sin duda la vampira, que se transforma y especialmente de noche se vuelve letal contra los enemigos que va encontrando. El único problema es que éste es uno de los casos en los que se ha perdido el doblaje castellano.
También un clásico de los juegos de estrategia: Age of Empires III en su edición completa. Me he familiarizado mucho más con el Tzar, que fue distribuido por FX Interactive en España. Pero en realidad es un "plagio" del anterior, que ya había conocido previamente en 1996. Podemos elegir civilización y construir un centro militar y comercial, mediante la inversión de los recursos que obtengamos como la madera, comida, plata u oro. El problema que he tenido siempre con estos juegos es que tan feliz voy progresando cuando van apareciendo enemigos hostiles poco a poco. Para después venir un ejército impresionante y destruirme hasta el castillo. Verdaderamente no tengo mucho práctica. Como tampoco en los Civilization. Conocí su tercera parte y recuerdo hacerlo tan rematadamente mal que había llegado al siglo XX anclado en la Edad Media. Ni Tordesillas, vaya... Sin embargo, son este tipo.
Para finalizar, dos juegos cuya primera parte ya había conocido a través de FX Interactive: Lucius I y II. Se trata de una aventura gráfica en formato película inspirada de forma muy clara en la saga cinematográfica The Omen (La profecía). El niño que manejamos, aunque no se llame Damien es muy parecido al protagonista de la primera obra y el argumento gira en torno precisamente a un chaval con poderes oscuros. Sí, encarnamos al "malo" de la historia. No tendremos que interactuar con demasiados objetos, pero sí ir pasando escenas en las que en algunos casos cometeremos alguna fechoría siniestra. Lo más curioso es que con posterioridad a estos juegos se lanzó un llamado "Demake". Que no es sino una adaptación del juego con una estética retro de los 80 que no deja de ser curiosa.
No obstante, como epílogo, he comprado también las sagas de Quake y Half Life. Dos clásicos de acción. Si bien de ellos ya hablé en un anterior post en 2012.
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