domingo, 18 de septiembre de 2016

Sencillos y divertidos juegos de mesa

Todavía no han terminado todos mis exámenes, pero ya se va acercando la fecha en la que por fin volveré a actualizar este blog con la periodicidad semanal que venía teniendo. En el post de hoy voy a hablar sobre algunos de los juegos de mesa que últimamente he conocido. Todos ellos los tenemos, bien porque nos los hayamos comprado o regalado. En todo caso disfrutamos bastante con amigos y hasta el presente año desconocíamos que existían. Tienen una mecánica muy simple y son aptos para todas las edades.

El primero de ello es Los lobos de Castronegro. Lo único malo que tiene es que sólo es recomendado en caso de jugar un número considerable de personas. Me refiero a por lo menos 8-10 para disfrutar al máximo. El sentido es que se reparte una carta a cada jugador menos a uno de ellos que es el que ejerce de narrador. Todos desarrollan un rol, que puede ser el de un ciudadano normal, alguien especial (vidente, cazador, la bruja, ladrón, Cupido...) o un lobo malvado. El narrador cuenta la historia, "manda" a dormir a la gente y ordena por turnos los que van despertándose para conocer quién es quién. Pero también a los lobos, que se ponen de acuerdo en comerse a un ciudadano. Mientras que su objetivo es comerse a todo el pueblo, el de los ciudadanos consiste en localizar a esos lobos y matarlos. Pero nadie sabe quién es quién, sólo puede sospechar. Sin duda un juego que puede ser muy entretenido en fiestas de cumpleaños. Y así ha sido. Este juego tiene varias expansiones, pues lo realmente dinámico son las distintas cualidades de esos ciudadanos especiales. Y de esta forma se pueden ir cambiando las cartas y ya nadie tendrá ni idea de qué cartas pueden tocar.

Otro que también ha triunfado en fiestas de cumples pero que no requiere tantas personas es el Time's UP. Se puede jugar en parejas y cada una tiene que acertar la identidad de una persona famosa o de ficción. Existen tres versiones, que son con mímica, diciendo una sola palabra o describiéndola. Muchas de ellas son francamente difíciles, pero se hace gracioso intentarlo. Existen unas hojas en las que se van anotando los puntos y también incluye un pequeño reloj de arena para marcar aproximadamente 30 segundos de tiempo y cada carta tiene dos nombres, se supone que uno en una versión más difícil que la otra.

Y cierro con el juego estrella o al menos el que más le gusta a mi mujer, el Dixit. Es un juego de mesa que también tiene expansiones y consiste en un conjunto de cartas que representan imágenes por lo general surrealistas. Pero que de alguna manera siempre nos pueden evocar un concepto o un sentimiento. Pues precisamente ese es el punto de partida de este juego. Por turnos, cada jugador ejerce el rol del cuentacuentos. Teniendo cada uno 6 cartas en la mano, aquél pone boca arriba una de las suyas y pronuncia un concepto, idea o gesto que le sugiere esa carta. El resto de jugadores debe de colocar boca abajo una de sus cartas que considere que responde a tal palabra, frase o gesto. Tras barajarse, se colocan boca arriba y cada uno tiene que "votar" la carta que cree que es la del narrador con unas fichas, ocultando de primeras su elección. El quid de la cuestión es que el cuentacuentos nunca sumará puntos si todos la aciertan o la fallan, lo que obliga a que busque algo más latente que manifiesto o rebuscado. Porque esos puntos según aciertos serán los que moverán cada ficha de los jugadores hasta llegar a la casilla 30, que marcará el ganador. Una muy encarecida recomendación es que se compren fundas para las cartas, ya que de lo contrario se estropean muy pronto. Pueden comprarse precisamente a medida. En cuanto a las expansiones, recomiendo adquirir por lo menos una.

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