Durante estos días de Semana Santa, he podido desconectar de la rutina en Londres, donde he pasado uno días visitando por primera vez esta capital del Reino Unido y en compañía de mi mujer y varios familiares. Terminé 'exahusted' y me traje un catarro de recuerdo, pero mereció la pena y contaré algunos aspectos del viaje. Lo primero de todo que hay que tener en cuenta es el cambio monetario, cuya equivalencia actual es de aproximadamente 1,3 euros cada libra. Lo que viene a decir que allí están las cosas un 30% por más caras que aquí y no es broma. No ha sido nada barato para nosotros pasar cuatro días en Londres y especialmente hemos notado diferencia en el coste de los menús, siendo prácticamente la misma comida que aquí en España.
Siempre se piensa que viajar a Londres es una buena oportunidad para mejorar nuestra soltura del idioma. Hasta cierto punto es cierto, pero si vamos para escasos días no hay prácticamente ocasión para ello. Pero es que, además, nos dimos cuenta de que esta capital europea está "plagada" de españoles y latinos. Muchísima gente, algunos puede que de turismo como nosotros pero también existen quienes trabajan allí de forma provisional o indefinida o bien en otras partes o lugares de Reino Unido. Raro era el momento en que no escucháramos la lengua de Cervantes, por lo que la sensación era curiosa. Pero también existe mucha población musulmana e incluso trabajando en oficios en los que jamás los veríamos aquí. ¿Os imagináis una mujer ataviada con su burka como dependienta de Primark? ¿A que no? Pues en Londres hay muchas. Sin embargo, tampoco es que haya allí mucha igualdad de sexos entre los musulmanes. Pues para muestra un botón la de una gran mezquita al lado de nuestro hotel. En su puerta principal (muy grande) indicaba un cartel "entry for men". O sea, entrada exclusiva para hombres. Sin comentarios.
Londres es muy grande y tiene mucho que visitar. Para ello, es imprescindible sacarse un bono de metro-autobús, como la tarjeta recargable Oister. En los trayectos subterráneos, al llegar a cada salida es muy típico que escuchemos una y otra vez la frase "mind the gap between the train and the platform". Y no es para menos, porque al abrirse las puertas hay que tener muuucho cuidado con pisar en el espacio ó agujero que queda. Puesto que nos podemos romper una pierna así a lo tonto. De hecho, en un cartel se señalaba que hasta 159 personas sufrieron heridas por "meter la pata" donde no debían.
El primer día visitamos el enorme parque de Hyde Park. Lleno de patos, cisnes y palomas a los que se supone no hay que alimentar pero todo el mundo le da. También podemos ver a graciosas ardillitas en los árboles. Pero siempre será obligatorio ir a Westminster y ver, cómo no, el Big Ben, las casas del Parlamento, el Thamesis River y la noria London Eye. A todos estos sitios fuimos por la mañana (lo del parque fue por la tarde). Como anécdota, me llamó la atención algo que había visto en Internet y que pensaba que era fake. En el puente, existen unos huecos a modo de adorno que, con la luz, proyectan en el suelo repetidas sombras que recuerdan a... un falo.Vamos, al gordo con sus dos aproximaciones.
El segundo día conocimos el Castillo de la Torre de Londres. Un castillo bastante majo en el que vivieran en su momento Enrique VIII y Ana Bolena y en el que por supuesto se rodaron algunas escenas y temporadas de los Tudor. Exteriores e interiores son visitados todos los días por muchísimos turistas y podemos contemplar varios mini museos. También pudimos contemplar las joyas de la Corona. El tercer día visitamos los alrededores del palacio de Buckingham donde vive la reina Isabel II y su familia. En el mismo, desde las puertas pueden verse a los guardias reales como permanecen quietos hasta que en un momento dado se mueven para caminar su marcha. Es precisamente a lo que los visitantes aguardan. El cuarto día lo dedicamos a visitar el British Museum, con salas de museos dedicadas principalmente a la época mesopotámica y egipcia con sus momias y todo. Pero especialmente con esculturas de enorme tamaño.
Nos hubiese gustado haber visto algún musical u obra de teatro (por asistir a algún acto cultural en inglés), pero desgraciadamente llegamos tarde o teníamos que hacer una cola impresionante. Como para ver el musical de Charlie y la fábrica de chocolate.
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