El próximo 16 de marzo es el cumpleaños del historietista más popular en España: Francisco Ibáñez. Pero este año esa fecha es muy especial porque cumple nada más y nada menos que 80 años. Una cifra impresionante para una persona que sigue frente al pupitre desde prácticamente toda su vida, desde que comenzara a trabajar en el dibujo y la historieta cómica en los años cincuenta. Hace diez años, con motivo de su 70 cumpleaños, Ediciones B publicaba el libro El Universo de Ibáñez. Una interesante recopilación en la que se informaba sobre toda su obra incluyendo páginas completas de series desconocidas o esporádicas. En esta ocasión, el "regalo" se trata de una edición integral en un volumen de la serie de 13 Rue del Percebe. Pero, evidentemente, sólo las realizadas por Ibáñez, puesto que también existen otras que fueron obra de otros autores no reconocidos como Bernet Toledano, Martínez Osete o incluso Juanma Muñoz, actual colaborador suyo desde hace 30 años. La publicación de la primera página tuvo lugar en 1961 y la última hasta ahora en 2002, con motivo del 50 aniversario. Ojalá Ibáñez nos regale una de 2015.
Dejando a un lado a Mortadelo y Filemón, sin duda las series cómicas de Ibáñez que todo el mundo conoce aunque no lea cómics son 13 Rue del Percebe y Rompetechos. La que nos ocupa es muy popular debido a que muestra en una página completa situaciones graciosas y divertidas de los vecinos de un edificio. En algunas ocasiones se parodian situaciones cotidianas, mientras que en otras se recurre a un humor surrealista. En ese sentido, existen algunas páginas descacharrantes en las que sucede un desastre o un determinado evento y todos los vecinos reaccionan de distinta manera. A mencionar especialmente las páginas en las que el edificio se queda cubierto de niebla, llueve, es invadido por marcianos, se queda sin luz, resulta inundado y qué decir de cuando hay un terremoto y se coloca boca abajo.
Casi todos esos vecinos se han ido manteniendo durante el tiempo: el moroso del ático, el ladrón, el vendedor estafador, la madre de los niños traviesos, un veterinario, las abuelitas, la dueña de la pensión, la portera... Pero también hay algunos que se marcharon del edificio. El caso más curioso es el del imitador del doctor Frankenstein, que fue defenestrado por la censura franquista debido a que según los censores nadie más que Dios podía crear vida. También existía una hermana de los niños traviesos (muy guapa) a la que le espantaban todos los novios. Tras varias páginas enseñándole la portera el piso a varios interesados, resulta ser un sastre el que se queda con el piso del doctor maligno (no sin antes despedirse éste). También existen otros que llegan de paso como Rompetechos. Pero no nos podemos olvidar de los animalitos estrella: el gato y el ratón (que maltrata al felino continuamente y se burla) y las arañas del ascensor. Este último un recurso humorístico también muy utilizado, por cierto. Ya que no hay día en que suceda algo extraño con el ascenso o se averíe. Ibáñez saca gags de donde sea, no sólo de los habitantes de los pisos.
Ante todo, el éxito de esta serie es indiscutible a pesar de que dejara de dibujarse por Ibáñez en los años ochenta para centrarse en Mortadelo y Filemón exclusivamente. Existe un Super Humor (nº 35) en la colección actual de este formato de los agentes secretos que ha sido reeditado... ¡¡11 veces!! Estamos hablando del SH más reeditado de la historia de la colección, incluyendo la de Bruguera (formato más pequeño). Pero ese volumen tiene 240 páginas frente a las 342 de este integral, por lo que faltando tantas páginas merece la pena adquirirlo por 30 euros. Es un formato de lujo, con un tamaño algo más grande que el de estos SH, papel estucado y lomo de tela. Sólo espero que este tomo sea la mitad de vendido que el anterior recopilatorio por lo menos y que en el futuro podamos disfrutar de otro integral que, por qué no, pudiera ser el de Rompetechos.
Por último, señalar que durante la breve estancia de Ibáñez en Grijalbo se publicó una serie muy similar a 13 Rúe sólo que abarcando una doble página en lugar de una sola. Se tituló 7, Rebolling Street y casi todas las páginas de Ibáñez se hallan recogidas en el SH nº 48. Pero aún siendo graciosa no logra aproximarse al encanto de 13 Rue del Percebe.
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