domingo, 4 de enero de 2015

Reseña de Dragon Age Inquisition

Comienza un nuevo año y como es habitual con una de sus fiestas más populares, la de Reyes. Tiempo para hacernos regalos, aprovechando la conmemoración católica de la llegada de los Reyes Magos de Oriente a ver al niño Jesús. Pues bien, yo aprovecho para dejar una reseña del videojuego Dragon Age Inquisition, la tercera parte de la saga de Bioware, responsable también de Baldur's Gate. Desde hace mucho, los videojuegos han sido mi regalo favorito de Navidad, que con el tiempo se convirtieron en "autoregalo". El lanzamiento de este juego fue curiosamente un día antes de mi boda, por lo que jugué a él y lo disfruté durante las fiestas de diciembre. En un tiempo casi récord me lo he completado y de forma limpia y sin trucos. Aunque eso sí, reduciendo el nivel de dificultad (lo que siempre hago) y picándome de lo lindo teniendo en cuenta que me espera un año muy ocupado. Vamos sin más preámbulos a comentar este título que ha salido para PC, X-Box y PS4.

Ante todo, es bueno saber que se han corregido muchos de los errores cometidos en el anterior. Aquél, de 2011, fue una auténtica decepción y tomadura de pelo por motivos que mejor leer aquí. Sin embargo, no puedo evitar indicar que lo peor que tiene el presente juego son los tiempos de carga. Desesperan. Esperar tanto tiempo desespera a los jugones. Entrando en materia, nos encontramos de nuevo con las clases simples de guerrero, pícaro y mago. Pero más adelante podremos cumplir misiones en las que alcanzaremos una especialización. Por otra parte, el inventario se vuelve a abrir de forma que nuestro grupo (protagonista y compañeros) pueden llevar el equipo que quieran, Con las únicas restricciones permanentes de clase y raza y temporales de nivel. Otras novedades son que podemos crear pociones, armas y armaduras (y modificarlas, como en Diablo 3) gracias a una serie de "recetas", repartiéndose tanto las mismas como los ingredientes en los reinos. También se incluyen los curiosos ocularios, unos puzzles que dotan de cierto dinamismo de aventura gráfica.

La historia se basa en que nuestro personaje protagonista tiene el poder de cerrar una serie de grietas en las que penetran al mundo seres demoníacos de otra dimensión a la que precisamente visitamos en anteriores juegos (El Velo). Este personaje es reconocido popularmente como el heraldo de Andraste y es nombrado líder de una sociedad encargada no ya de luchar sino de investigar la situación: la inquisición. Nuestra misión principal será ir reclutando a gente tanto para formar parte de nuestro grupo de cuatro combatientes como para trabajar de contactos y realizar informes encargados. Ese tipo de informes se solicitan en la llamada mesa de operaciones, donde nos reunimos con el Consejo. En cuanto a nuestro "malo malísimo" es un antiguo maese conocido con el nombre de Coripheus. Al margen de esto, es preciso señalar que el argumento vuelve a enfrentar a los templarios con los magos y por lo tanto la obligación de que elijamos a uno de esos bandos y otras posteriores decisiones que alterarán el destino de dos reinos: Ferelden y Orlais. El guión está mucho mejor elaborado, pero no llega a capturar tanto como Dragon Age Origins (en adelante DAO). Ahora bien, lo que destaca de él es que deja lugar a muchas interpretaciones y especialmente en lo relativo al final. Que todo sea dicho, tiene escena sorpresa tras los largos créditos finales.


En cuanto a los personajes, contamos con algún que otro viejo conocido como Varric y otros que aparecieron brevemente en el anterior como Cassandra. También, por supuesto, nuevas caras. Las misiones de compañeros están mejor pensadas y son más variadas, pero sobre todo lo que más destaca es la genial composición de los romances. Para intentar coquetear hay que señalar una serie de respuestas concretas. Son más lentos pero más bonitos, se puede conversar largamente tanto en Refugio como en Feudo Celestial (las dos sedes de la Inquisición) y además existen varias escenas y diálogos bien organizados, pero sobre todo una misión específica para conquistar a la persona. Así, por ejemplo, con Cassandra tuve que comprarle flores, un libro de poesía y hasta velas románticas. Y vista toda la escena, mereció la pena. Un spoiler importante es que nos encontraremos con Hawke, de DA2 y, atención, Morrigan, pero lamentablemente no son personajes elegibles ninguno de los dos. Únicamente compañeros de fatiga circunstanciales. Lo más curioso es que nos podemos encontrar con el hijo de Morrigan y el guardia gris de DAO. El fallo fue a la hora de representar al rey Alistair, a no ser que se haya dejado barba. También aparece alguien más, pero siendo ya una sorpresa muy fuerte evito mencionarle.

Los diálogos vienen a ser una fusión de los iconos de DA2 y las frases de DAO. Es decir, unas pequeñas frases representan las distintas alternativas que podemos seleccionar para responder. Pero además se incluye en ocasiones un icono que resume el tipo de sentimiento que expresará nuestro personaje: enfado, tristeza, aprobación, flirteo...  y se ha tenido especial cuidado a la hora de diseñarlos para reflejar adecuadamente y en profundidad la personalidad de los personajes. Ahí se ha dado otro gran paso adelante. Ahora bien, lo que sigue sin cambiar es que las voces no están traducidas al castellano a pesar de que los textos sí. Sinceramente eso ya no me preocupa a estas alturas, puesto que se mantienen las mismas voces de algunos personajes míticos como Morrigan. Y DAO es de 2009, que ya ha pasado un tiempecillo. 

Técnicamente, la ambientación es muy buena y dentro de lo que cabe esperar en los tiempos actuales. Un entorno 3D con niebla y toda la crudeza de la batalla, pudiendo girar la cámara en los ángulos que estimemos necesarios. En cuanto a la cinemática, es sin duda espectacular y supera desde luego a la de sus dos antecesores con escenas que nos dejan los pelos de punta. La banda sonora está bien confeccionada y colabora la creación de ese atmósfera que nos gusta en los juegos de rol, pero en términos comparativos no supera la del gran Skyrim, a mi entender.


Respecto a la duración del juego, la historia principal en sí es algo corta. Lo que ocurre es que para superarla estaremos obligados a cumplir muchas misiones (que dicho sea de paso existe una cantidad francamente inmensa y de alta variedad en sus estructuras). El motivo es que para desbloquear algunos escenarios tendremos que conseguir una serie de puntos de "poder" que sólo pueden adquirirse cumpliendo misiones que impliquen algún tipo de combate. Una vez alcanzada esa puntuación, puede seleccionarse esa operación en la mesa del Consejo y viajar allí, donde la mayor parte de las veces podremos hacer mucho más aparte de ese objetivo principal. Entre otras cosas, montar campamentos que serán los que nos permitirán descansar y trasladarnos de zona a zona. También se pueden conquistar castillos. En total alrededor de quince localizaciones bastante angostas de tamaño y otra serie de mapas pequeños que nos darán muchas horas de juego. Si queremos hacer todas las misiones, nos puede llevar más de 90 horas. Si no, una cifra adecuada antes de acabar serían unas 67 (las que me han llevado). Por primera vez no está dividido en actos, existiendo una amplia libertad para seguir las misiones que queramos. Algunas de ellas son de rastreo, otras de localización de elementos, otras de combate... ante todo, variedad. Que por cierto, llegado al final de la historia principal podremos seguir jugando, lo que es una clara influencia de la saga de Elder Scrolls.

¿Y los dragones? pues aquí tenemos para dar y tomar. Nada menos que doce hay en total. No diez, aunque son el número que necesitamos para desbloquear el logro de cazador de dragones. Unos más difíciles y otros algo más asequibles, pero de todos los colores. Para llegar a ellos, en algunos casos necesitaremos conectar o acabar alguna misión o bien tener la suerte de encontrarlo. En cuanto al resto de las criaturas, nos encontramos con viejos conocidos como los demonios de la cólera. De nuevo no existe demasiada variedad en el resto de monstruos, pero se perdona con el especial cuidado del "bicharraco" que le da nombre a esta saga. El último de ellos nos lo encontraremos al final, donde tendremos que luchar tanto con Coripheus (en dos fases) como con el mencionado monstruo.

Mi calificación final es de 8,75. Es un juegazo que corrige todos los despropósitos de su antecesor, pero creo que no supera por poco a la primera parte, que sinceramente pienso que enganchó incluso aún más. Quizá sería la novedad. También que no tenía unos tiempos de carga tan matadores y quizá a algunos pueda desalentarles. No sabemos si habrá una cuarta parte o alguna expansión, pero sinceramente pienso que es un capítulo muy digno para cerrar una saga de videojuegos de rol.

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