El sábado pasado sucedió un evento trágico del que no hablé en el posterior domingo y que sumió de dolor a una buena parte de la región murciana. Un autobús que regresaba de una excursión a Madrid de carácter religioso (ver a la Virgen de las Maravillas) sufrió un accidente cuando apenas le quedaban pocos kilómetros para regresar a Bullas. Concretamente en el término municipal de Cieza, en la carretera de Calasparra. El autobús cayó por un terraplén de quince metros de altura y hasta la fecha son 14 las víctimas mortales de los 55 pasajeros, siendo diez de ellos fallecidos prácticamente al instante. Más de una veintena continúa todavía sobre todo en el hospital de la Arrixaca (El Palmar, Murcia) con algunos heridos más graves que otros. La pérdida que socialmente ha resultado impactar más, con todo el respeto para el resto, ha sido la de Miguel Conesa, párroco de Bullas muy querido en el pueblo que ha perdido la vida con tan sólo 36 años. Su ceremonia de entierro fue multitudinaria y fue despedido al grito de "¡santo, santo!".
¿Qué ha podido ocurrir en esta ocasión? Aún sigue abierta la investigación y de acuerdo con las declaraciones del conductor del autobús pudo producirse por un fallo en los frenos y de hecho el copiloto (que se encontraba durmiendo) escuchó que su compañero se asustaba porque no podía frenar. También entre los supervivientes existen testigos que aseguran que esas palabras eran ciertas. Sin embargo, una primera investigación policial ha comprobado que en la curva existían huellas de frenado y junto con las interrogaciones al conductor considera que pudo haber tomado esa curva a 90 kilómetros por hora, una velocidad imprudente. Por ese motivo ha sido imputado. Pero esa consideración no es suficiente, puesto que para llegar a una conclusión es necesaria una prueba pericial que acredite el buen estado de los frenos. Ahora bien, lo que resulta llamativo son dos aspectos. Uno, que el autobús ya tuvo un accidente varios años atrás en Calasparra cuando llevaba a un equipo de fútbol. Y dos, que hace apenas dos días había aprobado la revisión de la ITV. Por ello no da crédito la empresa Ruiz, a la que pertenece el vehículo siniestrado.
Por el momento, el conductor se encuentra en libertad con cargos y se sigue tratando a los heridos en diferentes hospitales de la zona. Está totalmente abatido y destrozado e incluso ha llegado a decir que ojalá le hubiera tocado a él. No quiso que le llevaran las ambulancias hasta que no sacaran a todos los heridos y desde entonces no ha dejado de preocuparse por ellos. El dolor de las familias que han perdido a sus seres queridos es muy grande, pero al mismo tiempo no puede escaparse que el sentimiento de culpabilidad de haber podido ser responsable de la muerte de 14 personas y poner en riesgo la de cerca de 30 más es también muy difícil que tenga consuelo. Verdaderamente son pocas las palabras que hay ahora mismo, sino tan sólo dar el máximo apoyo a todos los que de una forma u otra están sufriendo por este trágico accidente.
Por último, señalar que el entierro de las víctimas fue presidido por los nuevos Reyes de España, siendo de esta forma el primero multitudinario en el que están presentes. También estuvieron otras autoridades políticas de la Región y el Ministro del Interior.
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