domingo, 9 de octubre de 2016

Sé lo que viste el pasado verano

El verano ha terminado hace algunas semanas y nos adentramos en un nuevo otoño en el que aún podemos disfrutar de algo de buen tiempo. Retomo las publicaciones relativas a cine introduciendo algunas de mis críticas relativas a películas que he podido disfrutar en el pasado estío 2016. Aprovechando la ventaja de los cines de playa de poder ver dos películas al precio aproximado de una. No voy a postear todas las críticas, sino una pequeña selección de las que vimos durante el mes pasado mes de agosto. Algunas para todos los públicos, otra para jóvenes y otra para algo más adultos.

Mascotas es una obra de animación que se venía anunciando desde el pasado año en formato de teaser trailer, sugiriendo la idea cómo se comportarían nuestras mascotas en nuestra ausencia. Vista la cinta y salvando las distancias, parece tener algo de inspiración en Toy Story por su argumento y estructura. Así por ejemplo, los dueños no conocen las relaciones de amistad de sus animales con otros. Pero en la intervención en la historia de aquéllos es testimonial. Asistimos a un montón de personajes animales: principales, secundarios, amigos y no tan amigos. Perros y gatos son los protagonistas absolutos, pero también nos encontramos con conejos, aves domésticas y rapaces, tortugas, cerdos, etc... Y con graciosos gags referidos a la naturaleza instintiva de cada especie. La película no tiene el sello de las compañías más conocidas, pero aunque haya podido inspirarse en ellas es capaz de desarrollar una historia divertida y entretenida para pequeños y algo más grandes. La animación y el colorido también son muy buenos. Pero destaca también ese intento de generar empatía en el espectador hacia los animales. Si realmente esta película llega a tener como efecto colateral el deseo de tener una mascota (que creo que también se deja sugerir bastante), esperemos que igualmente se traduzca en cuidado y dedicación.

Peter y el dragón es un decepcionante remake del simpático y encantador clásico de Pedro y el dragón Elliot, que mezclaba imagen real con dibujos animados. En esta ocasión, se echa mano del ordenador. Pero el parecido con la película original es prácticamente una casualidad: no hay prácticamente escenas musicales, no existen demasiados momentos humorísticos ni emotivos y encima al niño protagonista se le presenta como una especie de Tarzán (el teaser trailer ya lo dejaba entrever) y eso ha podido frenar a la audiencia. La cinta no es aburrida, pero su desarrollo presenta pocos momentos de conflicto y tiene un tono demasiado serio, poco habitual en Disney. Y es que analizándola independientemente de su inspiración, tampoco funciona de forma destacable. Ahora bien, en su defensa hay que mencionar que en el trasfondo de la película parece abogarse por una protección y respeto a los animales salvajes y a su libertad. En cuanto a los niños y mayores cumplen con corrección la interpretación de sus papeles (con la estelar actuación de un Robert Redford como abuelo) y como película veraniega cumple con su objetivo, pero nada más allá. Casi cuarenta años después sigue valiendo la pena conocer el clásico o revisarlo.

Nerve: un juego sin reglas es una interesante propuesta, a pesar de que su contexto se centre en el mundo adolescente. Sin embargo, son precisamente el público que resulta más vulnerable ante esta explosión de las redes sociales y los teléfonos móviles. En esta ocasión, las referencias son claras y evidentes a las recientes aplicaciones de vídeo en directo (como Periscope) mezclándose con una especie de juego de rol (¿referencia prematura o visionaria de Pokémon Go?) cuyas pruebas se van convirtiendo en más arriesgadas. Desde el principio, llama la atención al espectador, puesto que aunque pueda parecer su argumento un poco disparatado, observando lo que hay actualmente esto bien podría ser una especie de distopía. Lo que nos podríamos encontrar de seguir con este descontrol tecnológico que aunque tratemos de evitarlo nos engancha no sabemos ni cómo ni por qué. Como protagonistas, nos ponen a una chica y un chico físicamente bastante guapetes que se desenvuelven bien en la historia y en situaciones tanto de peligro y alocadas como más pausadas, relativas estas últimas a la evolución de su peculiar relación. Los secundarios no destacan demasiado, pues son simplemente más jóvenes que completan el elenco teenager pero actuando con corrección. Esta película no es en absoluto una historia de miedo, pero sí de thriller con algunos tintes de ciencia ficción, mucha acción y ciertos momentos humorísticos. En la parte final resulta algo cansina, pero la conclusión sí tiene los elementos necesarios para sorprender.

Y para terminar, Cuerpo de élite es una entretenida y graciosa comedia españoles con actores que (la mayoría) interpretan a personajes de sus autonomías. La única excepción, curiosamente, es la de su protagonista y líder del grupo que no es madrileño sino catalán. Y es algo que no entiendo, aunque no tengo nada en contra de su interpretación que es muy acertada. Por otra parte, el personaje de Aduviri es ecuatoriano cuando el actor es boliviano, pero igualmente no tiene importancia. Ejerce un papel humorístico muy eficaz. Fuera del grupo de protagonistas tenemos a un gallego (Robert Bodegas) y a una murciana (Pepa Aniorte). Con esta última me fijé más precisamente por ser yo también murciano y, aunque se nos da una colleja por la forma de hablar, hay que saber reírse. Los actores estrella que están detrás de este singular grupo son los chanantes Joaquín Reyes y Carlos Areces. Sobre todo este último que cada vez le pegan más este tipo de roles con mucho humor absurdo. Todos explotan muchos clichés o prejuicios de las autonomías: el agarrado catalán, el vasco forzudo, la andaluza religiosa, el madrileño chulito que se cree que todos están con él y el sudamericano que adora más a España que los españoles. Pero estos chistes no se plantean de forma rancia ni manida, sino bien estructurados y ordenados y las interacciones y conflictos entre los personajes despiertan las risas del público. Que sabe que va a lo que va, a reírse y a olvidarse de problemas. Si bien, en el trasfondo de la película se pueden percibir muchas críticas contra la política actual y los gobernantes. Algunas más sutiles y otras más directas.

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