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viernes, 22 de septiembre de 2017

Escape room: aventura gráfica en primera persona del plural

En los últimos años se han puesto muy de moda las salas de escape. No es propiamente rol, sino que se trata de una especie de aventura gráfica en vivo que se juega en grupos y en habitaciones decoradas y muy preparadas. Como su propio nombre indica, el objetivo es salir de una o varias habitaciones a través de la superación de varios enigmas. Muchos de ellos requerirán una investigación a fondo de todo cuanto esté en la habitación. Ahora bien, lo más importante de todo es que el grupo NO compite, sino que coopera. Todos deben de ponerse las pilas para superar todos los enigmas en un plazo de tiempo. Normalmente una hora. No se trata de juegos de riesgo, sino que hay que estar muy espabilado/a y al loro en todo momento para resolver rápido los misterios.

Lo mejor que tienen estas salas de escape (escape rooms ó enigm rooms) es la tremenda imaginación de sus organizadores. No es fácil y tampoco es barato. Es preciso instalar pequeñas cámaras para que vayan controlando al grupo y en un momento dado (si lo estiman conveniente) puedan transmitirle una pista. Lo segundo mejor y no por ello menos relevante es que el grupo se lo puede pasar muy bien. Pero para que funcione realmente como equipo ha de coordinarse convenientemente. No compensa que en la habitación entren demasiadas personas, puesto que en la práctica está comprobado cómo grupos numerosos funcionan de forma más lenta. No todos están investigando o probando algo, sino que simplemente miran. O del mismo modo, son opiniones y ocurrencias más numerosas que pueden ralentizar el avance en el juego.

¿Cuáles son los consejos? Lo primero de todo, escuchar bien las instrucciones. Después, hay que mirar toda la sala y todos los rincones. Nunca se sabe dónde puede haber una pista o algún mini juego. Ahora bien, tampoco hay que ir a lo loco porque siempre habrá algo que te llame más la atención que otras cosas. Además, hay que dejar de lado los objetos que estén marcados con una señal de "no tocar". Sin embargo, a veces un simple cuadro puede esconder alguna secuencia de colores o de números. Ejemplos de este tipo nos pueden ayudar a abrir algunas cajitas con candados. De hecho, esos candados se abren con una combinación de varios números y en algunos casos con símbolos. Habrá pruebas que alguien del grupo no entienda bien, pero otro sí podría encargarse e ellas mientras ese primero investiga por otra parte. En ocasiones será necesario aplicar un poco la lógica.

En definitiva, no puedo sino recomendarlos. Se puede pasar una tarde diferente y muy divertida con amigos e ir conociendo los distintos retos que ofrecen estas salas de escape. De momento sólo he ido a dos, que son Carthago Escape Room (reto Nautilus y Las 3 cajas) y Ponygma escape bar. El primero en Cartagena y el segundo en La Manga. Se puede reservar en su página Web enlazada. En ambos viví experiencias estupendas y sobre todo en el segundo.

martes, 5 de septiembre de 2017

Jugando al paintball en verano

Se acabó el veranito 2017. El estío en el que hemos escuchado hasta la saciedad el Despacito de Luís Fonsi y cosas peores, como Felices los cuatro de Maluma. Un verano en el que entre otras polémicas ha existido la de la "turismofobia", como reacción injustificada para protestar contra un modelo turístico que en abstracto por supuesto es revisable. Lamentablemente, también ha sido un verano en el que los terroristas han conseguido destrozar a varias familias. En fin, pese a todo ha sido un verano para descansar y recuperar fuerzas.

Por mi parte, después de muchos años ha sido un verano de descanso total. En otros, me hallaba estudiando oposiciones o inglés (ambas cosas en 2016, por ejemplo), mejorando el plan de la tesis (como en 2015) o preparando mi boda (en 2014). Esta vez sí que no he hecho nada más allá de poner en orden en casa y arreglar algunas cosas pendientes. Aproveché para leer un montón de cómics pendientes, terminar de leer un libro voluminoso, ver algunas películas que aún no había visto y jugar algunos videojuegos, como cumplir un montón de misiones y logros del Skyrim. Bueno, también ha habido espacio para salir de despedida de un amigo en Mojácar. Fue interesante probar el paintball.

El paintball es un juego para todas las edades, aunque es conveniente tener una forma física al menos aceptable. Se constituyen dos grupos que actúan en una especie de frente militar con barracas. Digamos que cada uno forma un comando que tiene que cumplir un objetivo concreto. Uno de ellos puede ser alcanzar la bandera del contrario y llevársela hasta su base. Todos van armados con unas pistolas grandes de aire comprimido que disparan unas bolas de plástico que contienen pintura verde.

Ahora bien, aparte de la pistola, todos los jugadores/as deben de portar una indumentaria que es facilitada antes de empezar: un mono, un peto para cubrirse el pecho y la espalda, un alzacuellos protector y lo más importante: una máscara con gafas protectoras. Está terminantemente prohibido quitársela. Y es que las pelotas de plástico pueden causar impactos dolorosos. De hecho, se recomienda no disparar a no ser que estés a diez metros o más del jugador. La alternativa, en caso de sorprenderlo a menos distancia es simplemente decir "muerto". Si una bola te impacta y en consecuencia explota la pintura, en caso de que te de por encima del codo o de la rodilla es señal de "muerto" y tienes que volver a la base. Para ello, se levanta la mano. De lo contrario, si se da por debajo del codo o rodilla se entiende como "herido" y puedes seguir avanzando.

Lo más normal es que en los grupos haya siempre alguien que se quede en la base en plan francotirador, mientras alguien va avanzando y el resto le va cubriendo. En cuanto a la cantidad de bolas, en la partida que contratamos nos daban 150 bolas a cada uno y luego podíamos recargar a 5 euros 100 bolas más. Parecen muchas bolas, pero en la práctica se acaban enseguida. Así que más vale utilizarlas bien y no desperdiciarlas a lo loco. La clave para ganar no es sólo resguardarse en las barracas, sino moverse muy rápido y tener compañeros que disparen a los contrarios para evitar que te den a tí antes.

Lo único malo de este juego es que en verano se hace muy incómodo llevar esta indumentaria. Yo terminé respirando por la boca y sólo duré la primera partida, dado que acabé reventado. Y eso que no llegué a moverme de la zona de la base y disparando hacia la zona rival. De cualquier manera, fue una experiencia divertida y al "novio" le encantó.