domingo, 29 de junio de 2014

Clásicos de Nintendo NES

Hoy vuelvo a mirar atrás en relación con videojuegos y me detengo en la consola básica de Nintendo, conocida coloquialmente con el mismo nombre que su compañía pero en términos técnicos como NES. Es decir, Nintendo Entertainment System. Y desde luego que ha entretenido lo suyo a jugones fundamentalmente de la década de los ochenta, que somos los que recordamos estas consolas como lo más grande de los videojuegos. Sus aspectos técnicos son inferiores a la posterior Master System II, la exponente de Sega de los 8 bits, pero las ventas de NES fueron considerablemente superiores. Nunca tuve este consola, pero sí pude disfrutar en casa de algunos amigos de estos juegos. La mayor parte he podido disfrutarlos bastantes años después gracias a los emuladores. A continuación comentaré brevemente algunos de los más impactantes.

El primero y mayor de todos es, sin duda, el Super Mario Bros 3. Lanzado en 1991 supuso una gran revolución y, tras un discutible SMB 2, superó con creces a su primera parte. Se mejoró enormemente la definición del personaje y los gráficos, con 8 mundos muy variados y de varias fases cada uno incluyendo pequeñas escenas de bonus o para encontrar algunos instrumentos que permitieran avanzar. No era tan habitual que un juego de 8 bits fuera tan largo, por lo que ese hecho unido a un apartado técnico trabajado fueron sus claves de éxito. Fue sin duda el juego más vendido de la historia de la consola y que además sentó las bases del venidero Super Mario World de Super Nintendo. Los enemigos de fin de mundo tienen diferentes ataques y se rompe la repititividad de antes, incluyendo para Mario muchos items que le harán volar. También se mejora considerablemente la música. Quizá estemos hablando del mejor juego de plataformas de antes de las consolas de 16 bits, que ayudó a Nintendo a competir con Sega Master System II. Sinceramente, era incalificable tener esta consola y no el SMB 3.


Megaman es una interminable saga de un cyborg que lucha contra un científico loco (el Dr. Willy) que pretende dominar el mundo con un ejército de robots. Sólo en esta consola vieron la luz desde 1987 hasta títulos, lo que dice mucho del éxito de ventas que generó este personaje. Se mezcla de forma hábil las plataformas con el arcade, en unas fases con robots de todo tipo a los que además hay que añadirles trampas y cañones. En más de una ocasión necesitaremos trepar. El final de cada fase nos enfrentará a un robot jefe más complicado. Pero la dificultad en sí de estos juegos es considerable, no ya por esos enemigos finales sino porque debemos conservar al máximo nuestro energía que con unos pocos toques de robots o de armas nos pueden hacer perder una vida. Pese a ello, es uno de los más adictivos de la consola a pesar de que el modesto pero efectivo planteamiento del primer juego será superado en las siguientes secuelas. Nunca llegó a mostrar signos de agotamiento y sus lanzamientos se trasladaron a Super Nintendo alcanzado la increíble cifra de 12 juegos sumando los clásicos.


The Legend of Zelda es otro de los más míticos y sin duda un nombre que aún resuena en el recuerdo de todos los jugones. Este título ha salido en muchísimas plataformas. Pero nació en la NES, siendo uno de los primeros juegos de rol para videoconsola. Con una melodía típica y que ha sido constantemente adaptada pero mantenida en sus acordes principales, encarnamos a un héroe vestido de verde llamado Link cuya misión es salvar el mundo de Hyrule de las tinieblas. Ah! y rescatar a una princesa, como en los cuentos de hadas. Fue lanzado en 1986 y su perspectiva (a vista de pájaro), así como su dinámica en general, ha sido copiada por muchos juegos como por ejemplo el Golden Axe Warrior de Sega. Prácticamente igual en su formato. Encontramos armas como espadas, bombas, boomerangs o arcos y flechas. Pero también instrumentos especiales como anillos, un brazalete que levanta objetos, un reloj que para el tiempo para los enemigos y también unas piezas que son el objetivo del juego: los fragmentos de la trifuerza. En total, siete bosses poderosos en un juego que engancha y que supera considerablemente cualquier experiencia de rol de su rival Sega incluyendo el mencionado.


Y finalizamos con el Bomberman. Un simpático juego de 1987 de estrategia, sencillo en su planteamiento pero muy atractivo. Tenemos que colocar unas bombas para destruir una serie de enemigos que aparecen en un laberinto, pero que se encuentran tapados por unos muros. Esos bichos se van moviendo y tenemos que tener cuidado no ya con que no nos toquen, sino que la onda expansiva de la bomba no nos alcance. Los explosivos se colocarán en primer lugar y después se activarán de forma que se detonen inmediatamente. Sin embargo, contamos con un límite de tiempo. Por supuesto, existen algunos pequeños ítemes al destruir los muros que nos darán invulnerabilidad momentánea a las explosiones e incluso la capacidad de atravesar esas paredes. Parece fácil, pero en ocasiones nos equivocamos y arrinconamos a nuestro personaje haciendo que le sea imposible salir sin quemarse. El acceso a la siguiente fase tendrá lugar no sólo al derrotar a los monstruos, sino más en concreto al encontrar la puerta que da acceso a ese siguiente nivel.

No hay comentarios: