martes, 15 de mayo de 2012

Sí, sí, sí, Diablo III... ¡ya está aquí!

Ha habido productos de videojuegos que se han esperado con cierta ansiedad, como es el caso de Duke Nukem Forever. Sin embargo, le supera de largo la tercera parte de la famosa saga de juegos de rol de acción 'Diablo'. Por fín, después de tantas especulaciones, pruebas, vídeos, promesas falsas e imágenes de versiones beta, llega hoy 15 de mayo el lanzamiento de Diablo III. Blizzard Entertainment es la compañía responsable de estos juegos que han cautivado tantas hordas de fans de al menos dos generaciones. 11 años de espera que intuimos, por los vídeos y el esmero puesto, que no van a decepcionar para nada a los aficionados. Echemos un vistazo a los anteriores títulos para recordar cómo empezó la leyenda.

Diablo fue lanzado en diciembre de 1996 exclusivamente para Windows. Nuestra aventura comienza en un poblado en el que vamos consultando a sus habitantes y nos van desvelando los primeros apuntes de un interesante argumento. Grandes horrores se ocultan tras lo que parece ser una iglesia al norte de Tristán. Nuestras misiones nos irán descender poco a poco en ese siniestro subterráneo avanzando cuatro niveles por las siguientes cuatro áreas: la iglesia, las catacumbas, las cavernas y el mismísmo Infierno, donde nos tendremos que enfrentar al Señor del Terror, Diablo. No sin antes, evidentemente, de enfrentarnos a monstruos cada vez más complicados: desde esqueletos a goblins, hasta minotauros, hombres de fuego o guerreros del caos. Unos siniestros tomos nos irán aportando más información sobre el argumento, como unas Soul Stones o una historia sobre el Rey Leoric, el Arzobispo Lázarus y el desaparecido Príncipe Albercht que mejor descubramos por nosotros mismos. En cada nivel merece la pena explorarlo todo no ya para subir de nivel, sino para encontrar mejores armas, tesoros y alguna que otra sorpresa. Los atajos para salir a la ciudad permitirán recuperarnos, comprar nuevo equipo y volver más rápido por donde vamos. El final es sorprendente y revela la lógica existencia de una segunda parte.

El éxito de este juego fue espectacular, con unos gráficos muy buenos para la época en la que salió, una adicción tremenda favorecida por una dificultad convenientemente ajustada, una banda sonora espléndida que se ajusta muy bien a escenarios tenebrosos y además el modo multijugador, que por aquél entonces era una auténtica novedad por lo incipiente de Internet. Se puede decir que este juego revolucionó el Rol en el mundo del PC. Existen muy pocos aspectos negativos, como son el que está íntegro en inglés (que tampoco fastidia tanto), que sólo podemos elegir entre Bárbaro, Amazona y Hechicero, que únicamente podemos grabar una partida y que en ningún momento contamos con más ayuda que la nuestra propia: solos ante el peligro, que más que una desventaja lo veo bien. Incluso los escenarios sufren variaciones en cada partida distinta, no existiendo ni las mismas misiones ni habitaciones en idénticos lugares.



Diablo II vió la luz en junio del año 2000. Supuso una revolución en el sistema anterior de Diablo en todos los sentidos. Para empezar, la historia se divide en cuatro Actos. El argumento entronca con el final del anterior juego y es más inquietante. Diablo logra escapar de Tristán (por motivos que preferimos no spoilear) y tiene la intención de liberar a sus hermanos, que son Baal, el Señor de la Destrucción y Mefisto, Señor del Odio. Mefisto está encerrado en Trevincal y Baal en el cadaver de Tal-Rasha, dentro de su tumba. Contaremos con la ayuda de nuevos personajes como el Arcángel Tyrel y Marius y el retorno de viejos conocidos como Deckard Cain, que nos revela aspectos más interesantes sobre su pasado. El desarrollo del juego nos hará enfrentar a demonios menores en los primeros actos (la gigante Andariel y el terrible Duriel, muy difícil si no tenemos hechizos) y a dos de los mayores en los siguientes: Mefisto y Diablo, de nuevo en el Infierno. Los actos van separados por una animación a modo de interludio, añadiendo más interés al avance y resolución de la aventura. El final deja claro cual es el siguiente enemigo: el terrible Baal, el Señor de la Destrucción.

Técnicamente, se traduce completamente al castellano tanto en textos como en voces y se recoge de una forma más ordenada las misiones, que en realidad son todas principales y no existen secundarias: todas se deben de cumplir en cada acto hasta la victoria final. Por otro lado, el sistema de grabado es automático. Al salir, se graba la partida y no puedes, en ningún momento, salvarla por voluntad tuya. Y si morimos, volvemos a la ciudad pero perdiendo nuestro equipaje donde morimos. Esta modalidad de grabar partida es sin duda el peor fallo de lo que es una obra maestra. Otra novedad es que tiene más clases de personajes: Amazona, Bárbaro, Hechicera, Nigromante y Paladín y podemos contar con mercenarios contratados. El mapeado es también sustancialmente más grande, un mundo abierto dividido por zonas diferenciadas existiendo en algunas de ellas una especie de totem que, iluminándolo, nos puede servir para teletransportarnos en próximas partidas. La variedad de escenarios, por tanto, es infinitamente superior a la de su predecesor, siendo las misiones, a pesar de que estén predeterminadas, más variadas. Finalmente, si pudimos ascender hasta el nivel 25 en el anterior juego, podemos llegar hasta el 99. 


Y un año después llegó la expansión de Diablo II: Lord of Destruction. Añade un Acto más a la historia (Harrogath), en el que debemos de derrotar en la batalla final a Baal. Sin embargo, es imposible jugar a este juego hasta que finalicemos los actos previos de Diablo II. Otra novedad es que añade dos nuevos personajes, el druida y la asesina. Ambos se pueden utilizar para comenzar el Acto I de Diablo II. Otros cambios son que se añaden runas mágicas para imbuir espadas y armaduras, objetos etéreos (irreparables), se amplía el alijo para salvaguardar más objetos y existen más y mejores mercenarios que pueden ayudarnos en nuestras misiones.

En el final de este juego se revela una importante traición que es la causante de todos los males desde el principio, al tiempo que el Arcángel Tyrael se ve obligado a destruir la Piedra del Mundo que ha corrompido Baal. Es el punto de partida del argumento de Diablo III, que contará al parecer con Azmodán y Belial, los demonios supervivientes, como antagonistas. El mundo ha cambiado y el objetivo es encontrar la piedra del alma oscura, a través de dos continentes que representan nuestro mapa. De nuevos personajes añade el monje y el cazador de demonios. Señalar también que requiere darse de alta en Battle Net de Blizzard y en todo momento conexión a Internet. Y ojo porque si no tenemos Windows N7 será necesario actualizar nuestro sistema operativo con los Service Pack, que en el caso de Windows Vista sería el 2 y en Windows XP el 3. Os dejo no con el trailer oficial (porque hay cuarenta mil y son de hace cuatro años), sino con la cinemática de introducción para ir abriendo boca. ¡Ya llega! ¡Por fin! ¡Diablo III ya está aquí!


5 comentarios:

Unknown dijo...

Este tipo de juegos no es mi preferido pero reconozco que ha sido toda una revolución en su género. Yo soy más de Fifa, facilito, facilito...
http://palabradesedano.blogspot.com.es/

Raw dijo...

Los juegos de rol suelen ser bastante complicados, incluso alcanzando niveles altos con el personaje. De fútbol soy más fan de los de modalidad manager, desde el mítico PC Fútbol al Football Manager de hoy.

Hergest dijo...

La de horas que me pasé jugando al Diablo II, uffff

Raw dijo...

Llámame clásico pero me apasionaba más el I. Su dificultad estaba más ajustada, a pesar de que no tuviera voces en castellano.

Éste tiene muy buena pinta y promete hooras y horas. En verano tendré tiempo :D

Unknown dijo...

El pc futbol 5, que tiempos aquellos...
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