lunes, 26 de septiembre de 2011

Entrevistas de trabajo en positivo

El resultado más duro y dañino que está teniendo la actual crisis económica que estalló a finales de 2008 y en la que todavía nos encontramos ha sido sin duda el incremento exponencial del desempleo y la drástica reducción en la contratación de recursos humanos. Se hace todavía más crucial el estar preparado para afrontar y superar con éxito una entrevista de trabajo, que en realidad no es una simple reunión para informar sobre un puesto de trabajo y el currículum de la persona aspirante, sino una auténtica fase para recopilar la máxima información verbal y no verbal del candidato, de forma que un sencillo despiste le puede costar el descarte. Me parece, pues, interesante el investigar sobre los consejos más extendidos por la red para que la gente desempleada pueda encontrar trabajo. La máxima es que nos tenemos que preparar las posibles preguntas que nos pueden hacer, con lo que previamente es necesario que estudiemos nuestra propia experiencia y currículum, así como nuestras expectativas de trabajo y de desarrollo profesional. Pero empecemos por consejos más concretos.

Con anterioridad, es preciso informarse en todo lo que podamos de la empresa. Es muy típico que pregunten qué sabemos de la compañía. Una forma de enterarse bien es a través de su página web. Es fundamental que conozcamos a qué se dedica la compañía, cuales podrían ser nuestras responsabilidades, ya que denota que tenemos interés. Pero ojo, hay que percatarse de si está bien actualizada. También debemos de estudiar nuestros puntos fuertes y especialmente aquellos que los podamos manipular como debilidades. Por ejemplo, enfocar que somos muy ordenados y meticulosos con nuestro trabajo como un defecto. Sería un craso error enfocar negatividad, NUNCA debemos de mostrarla. Por otra parte, debemos de llevar nuestro currículum adaptado a las características del puesto al que optamos. Nuestra apariencia es esencial, ya que en estos casos la primera impresión es con la que se van a quedar. Hay que evitar ropa demasiado llamativa, tampoco se trata de salir de nochevieja. Pero sí ir bien vestido, afeitado y limpio. Otro punto inexcusable es llegar con tiempo. El entrevistador puede llegar todo lo tarde que le de la gana, incluso para poner a prueba la paciencia del aspirante, pero nosotros debemos de estar allí como mínimo 10 minutos antes.

Durante la entrevista debemos de mostrar cordialidad, pero también recordar que el que manda es él/ella y por lo tanto lleva la iniciativa. Se le debe de dejar hablar sin interrumpirle. Nuestra actitud debe ser de atención, simpatía y sobre todo mirarle a los ojos, ya que desde el primer momento la comunicación no verbal va a dar mucha información. La posición nunca debe de ser ni de poner los codos en la mesa, ni cruzar los brazos y tampoco pegarnos mucho al entrevistador/a. El positivismo debe impregnar todo lo que digamos, no mostrar que pedimos el puesto como una limosna y sí expresar ilusión. Las respuestas deben de ser claras y breves, sin aportar demasiados datos superfluos o titubeando. Hay que ser uno mismo, sin usar palabras rebuscadas pero tampoco contestar con evasivas o monosílabos ni esperar mucho tiempo para responder. También es esencial que hagamos nosotros también preguntas, de hecho nos darán seguro un tiempo para ello (promoción, etc.). Ojo porque es posible que hagan preguntas de tipo personal que no vienen a cuento, pero en realidad tienen truco, la intención de esas cuestiones es valorar nuestro control emocional. Son las llamadas Killer Questions o preguntas trampa.


Las preguntas trampa (que no preguntas mamporreras) son cuestiones indirectas en las que no importa tanto nuestra respuesta como la reacción que tengamos y nuestro enfoque. Pretenden hacernos perder la calma. Carlos Salas nos resume algunas. La más popular es la de los defectos, pero también existen otras como cuál ha sido tu mayor frustración profesional. No podemos mostrar ni derrotismo ni rencor. Enfoquémoslo una vez más como algo bueno, que forme parte de nuestra experiencia laboral y vital. Otra es si existe un punto ciego que no hemos desarrollado. En ese caso la mejor respuesta es que si bien no lo conoceríamos, no nos importaría que nos lo señalaran, pues podríamos corregir nuestros errores o potenciar aquello que podemos hacerlo mejor. Si nos preguntan sobre lo que no nos gusta de los demás, podemos responder que las quejas y que preferimos que tengan una visión más positiva. También es muy usual que nos pregunten si preferimos trabajar solos o en equipo. Si nos hace esta cuestión es porque desean conocer nuestras capacidades como líder y será interesante contarle nuestras experiencias. En las mujeres, sobre todo jóvenes, es normal que se les pregunte sobre su interés por tener hijos. La mejor respuesta, aunque sea mentira, será decirles que a corto plazo no entra en sus planes y si ya los tiene y se pregunta sobre su disponibilidad para el trabajo, contestar que siempre ha conciliado sin problemas su vida familiar y laboral.


Luego está también la dinámica de grupo, una especie de entrevista de trabajo colectiva que se ha extendido en grandes compañías como entidades financieras para la contratación de gestores comerciales, coordinadores, relaciones públicas y directivos en general. Estas dinámicas suelen ser de unas ocho personas, a los que el entrevistador da las instrucciones para tomar una decisión entre todos, con la dificultad inicial de que no conocemos absolutamente nada (en principio) de nuestros rivales que durante unos minutos se convierten en compañeros. A las empresas les gustan estas experiencias dado que pueden evaluar las competencias de los candidatos en interacción en un contexto de comunicación social, comprobando las habilidades de negociación, iniciativa, creatividad, persuasión, liderazgo, respeto, escucha y empatía, asertividad, actividad o pasividad…

En una palabra esto implica “hablar”. Porque la mesa se convierte en un auténtico debate en que no podemos estar callados y mirar a los demás, sino hacernos destacar y permitir que con quien hablamos responda. Lo de menos es el tema, que puede implicar la asunción de roles preestablecidos como ser los concejales de un Ayuntamiento, temas de actualidad, decisiones comerciales sobre un producto… Será necesario que en nuestra intervención nuestras frases sean una vez más breves y concisas, sin desviarnos del problema central, seamos diplomáticos y empleemos un lenguaje basado en la colaboración y por supuesto no mostrarnos despistados cuando escuchamos mirando a la ventana o al entrevistador/a.

Hablando de una experiencia personal, posiblemente la mejor respuesta que dí en una entrevista de trabajo (antes de aprobar la Oposición) fue con motivo de unas pruebas de selección para una entidad financiera. En relación con las habilidades comerciales y cómo vender, contesté que lo mejor era informar y convencer al cliente de que lo que estaba contratando era bueno, lanzarlo positivamente en vez de introducirlo porque sí, pues sólo de esa forma estaría contento con su compra y podría en el futuro adquirir más productos y no cancelar aquellos en los que se le ha convencido. La sonrisa de la entrevistadora denotó que era lo que quería escuchar. Y en verdad eso es lo más importante: ante todo, positivismo para que se fijen en nosotros y logremos el éxito.

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