Hoy vuelvo a recordar una serie que conocí en mis tiempos del instituto, quizá ya con cierta edad, pero que me divertía verla por las tardes en unos tiempos en que la televisión esta empezando a crearme cierta aversión (1997-98), hasta llegar a la de hoy día, que prácticamente no la veo. Se trata de El Chavo del Ocho, una comedia de producción mexicana creada en 1971 y protagonizada por Roberto Gómez Bolaños, archifamoso comediante del mismo país más conocido por el apodo de Chespirito. Este señor, de espíritu bonachón, creó también la serie de éxito el Chapulín Colorado, que igualmente vio la luz en nuestro país. No obstante, la que parece haber calado más es la primera que he mencionado, de la que hablaré en este post. Valga mencionar en primer lugar que cuenta con una página web, una Wikia y además Twitter de su creador
El escenario de la serie es una vecindad cuyo miembro más destacado es el Chavo del Ocho, un niño huérfano de unos 8 años de edad que supuestamente vive solo en el nº 8 del barrio. No obstante en muchos capítulos suele pasar el tiempo en un barril, en el que muy habitualmente se esconde. Es muy despistado y cabezota, pero su ingenuidad no implica maldad alguna. Lo más enigmático es su nombre, que nunca ha llegado a ser pronunciado. Curiosamente, parece ser que en algún momento se le ha escapado a Chespirito decir que su nombre era… Raúl. El caso es que el Chavo siempre está ideando cosas, que por lo habitual causan el enfado tanto de sus amigos como de los mayores. De hecho algunos gags nos pueden recordar a Sacarino, ya que sus chapuzas suelen ser motivo de castigo de otros personajes. De su frases destaca la que emplea cuando ha cometido alguna travesura: “Fue sin querer queriendo”. Sorprendemente, el Chavo no es el único que no tiene padres, ya que sus mejores amigos son o bien huérfanos de padre (Quico) o de madre (Chilindrina), lo cual no deja de ser algo raro. Quizás fuera para simplificar las historias y facilitar los gags, pues la participación de muchos padres lo hubieran hecho más complicado.
Quico es uno de los amigos del Chavo, interpretado por Carlos Villagran. Siempre está jugando con su pelota y con mucha frecuencia discute y se pelea con el Chavo. Resulta inolvidable su frase “Cállate, cállate, cállate que me desesperas” cuando su amigo se empecina en darle vueltas a lo mismo formando un ovillo de suposiciones. Sin embargo lo considera su mejor amigo, por lo que siempre acude a él cuando quiere jugar o tiene alguna de sus ideas. Vive con su madre Doña Florinda y tanto él como ella no se llevan nada bien con el vecino Don Ramón. Quico es muy llorón y cobarde y al poco que se siente indefenso u ofendido grita llamando a su madre. Carlos Villagran también ha participado en pequeñas piezas teatrales con Chespirito y realmente trabaja bastante bien con él.
Doña Florinda (Florinda Mezza) es una mujer viuda, pero enamorada del Profesor Girafales. Le recomienda a su hijo Quico que no se junte con la “chusma”, palabra con la que se suele referir a Don Ramón, cuando le echa la culpa y le propina una soberana bofetada por travesuras que en realidad ha hecho el Chavo. Su agudo tono de voz le faculta enormemente para desempeñar un papel de sus características, de madre sobreprotectora. Esta actriz, curiosamente, está casada con Chespirito desde 2004 y tras una larga relación que comenzó en 1977. Desde luego se lo pensaron, sí.
La Chilindrina (Mª Antonia de las Nieves) es una niña pecosa con más leyes que un código administrativo, que le gusta mandar cada vez que juega con sus amigos. Sin embargo, es una niña muy alegre que casi siempre está sonriendo a pesar de que cuando le toca llorar lo hace de forma muy ruidosa. Un torrente de emociones, que también tiene sentimientos hacia el Chavo, a pesar de que sin tener mala intención le causa trastadas. Es también una niña muy apegada a su padre Don Ramón y se lleva mal con Doña Florinda por las tortas que le propina a su progenitor. Suele cometer muchos fallos gramaticales cuando habla, como cuando dice “vamos a juegar”.
Don Ramón es uno de los personajes más logrados y de mejores capacidades humorísticas de la serie. Tal vez incluso el mejor. Interpretado de forma excelente por el inolvidable Ramón Valdez, por desgracia ya fallecido, se lleva muy mal con el Chavo, al que considera un niño demasiado travieso y malandrín y sobre todo porque por su culpa se lleva las tortas de Doña Florinda, que siempre cree que es él quien se mete o hace llorar a su hijo Quico. Cuando se enfada mucho con el Chavo, le propina un coscorrón y seguidamente pronuncia una ingeniosa frase amenazadora que comienza con “Y la próxima vez…”. No menos graciosa es cuando, en otras ocasiones, Doña Florinda le invita a hacerle lo mismo que a Quico a su abuela y, tras preguntarle el Chavo y recibido el coscorrón de castigo, Don Ramón le contesta: “No te doy otra no más porque mi abuelita…”. ¿Entienden por qué es mi personaje favorito? Al igual que Doña Florinda está viudo y vive con su hija Chilindrina. En alguna ocasión se enamora de alguna señorita, pero nunca llega a entablar una relación. Es un personaje bastante nervioso y sobre todo cuando viene el Señor Barriga a exigirle el pago de la renta.
Doña Clotilde es más conocida por la ‘Bruja del 71’. Los niños están convencidos, tanto por su aspecto como por su mal genio de que es una bruja, calificación que pone de los nervios a la señora. Vive sola, odia a los niños y parece tener sentimientos hacia Don Ramón, pero éste pasa olímpicamente de ella. Interpretada por Angelines Fernández, es otro personaje cuya actriz ya falleció.
El Profesor Jirafales (Ruben Aguirre) es el maestro de la escuela de la vecindad. Tiene que lidiar con los traviesos niños y de hecho en más de una ocasión se enfada por el descaro de ellos y su reacción se manifiesta en la expresión: “¡Ta, ta, ta, ta, TAA!” mostrando de una forma un tanto friki su hastío. Los niños se meten con él por su altura, llamándole “maestro longaniza”. Está enamorado de Doña Florinda, con la que interpreta cada vez que se encuentra con ella una escena más cursi que romántica.
El Señor Barriga (Edgar Vivar) es otro de los personajes más humorísticos. Básicamente es el inspector de hacienda y se encarga de cobrar la renta a los miembros de la vecindad. Son frecuentes los chistes relacionados con su panza e incluso a alterar su apellido con otra palabra, por ejemplo: “no le puedo pagar la barriga, señor Renta”. Casi siempre que llega a la vecindad se lleva un golpe o un disgusto por culpa del Chavo del Ocho. Es entonces cuando surge la famosa frase que da nombre al post: “¡Tenía que ser el Chavo del Ocho!”. Su hijo es Ñoño, interpretado por él mismo Edgar.
Se grabaron capítulos hasta 1982, año en que se cierra tras haberse marchado la mayoría de actores más representativos, como Carlos Villagran ó Ramón Valdez, por ciertas desavenencias con Chespirito. En España llegó a la 2 de TVE. En 2006 se recuperó el espíritu de la serie de televisión con unos dibujos animados que llevan ya 4 temporadas y se han estrenado en muchos países. Lo mejor, aparte de tener como productor a Roberto Gómez Fernández, hijo del creador, es que las voces son increíblemente similares a todos los personajes originales. En España se supone que ha sido o es televisada por TVE; pero aún no he llegado a ver ningún capítulo. Salen casi todos los personajes menos la Chilindrina, pues ha sido utilizada para otros menesteres por la actriz María Antonia de las Nieves, sin el consentimiento de Roberto Gómez Bolaños de forma que jamás recuperó los derechos. Una de las amistades que se rompieron, por desgracia, junto con Carlos Villagran y Ramón Valdez.
El actor, cuya voz imita fácilmente la de los niños, vive hoy a sus 82 años en México, con el mismo espíritu de un niño. ¡Por muchos años!
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