El cómic español ha protagonizado algunas películas con sus protagonistas como estrellas, tal y como se pudo ver con Las aventuras de Zipi y Zape en 1982, La gran aventura de Mortadelo y Filemón en 2003 y Mortadelo y Filemón 2: Misión salvar la tierra en 2008. Sin embargo, en septiembre del año pasado se estrenó una película sobre la vida de un autor de cómic, injustamente desconocido por una parte de los aficionados al cómic, pero seguramente uno de los más grandes que ha dado este noveno arte en nuestro país: El gran Vázquez, sobre Manuel Vázquez Gallego, que hubiera cumplido 80 años en 2010.
Dirigida por Oscar Aibar y protagonizada por Santiago Segura, la película se sitúa en la España de los años sesenta con el leit motiv de reflejar las anécdotas y la vida “loca” de un hombre que hizo de su vida su propio cómic. Conociendo cómo se desenvolvía Vázquez en su vida habitual es fácil pensar por qué tenía tantísima capacidad para hilvanar gags, historietas y una buena multitud de personajes, no sin pelearse de vez en cuando con la censura franquista que exigía el cumplimiento de unas premisas tanto en la elaboración de sus guiones como en el retrato de los personajes. Un hombre bohemio y soñador, como diría Julio Iglesias, pícaro y sobre todo muy moroso, un defecto humorísticamente elevado a virtud a través de sus historietas.
En la película se distinguen claramente unos pocos escenarios pero suficientes para resumir brevemente la compleja vida del autor. La empresa Bruguera. Un edificio donde todos los historietistas trabajaban incansablemente bajo la dirección de un autoritario Rafael González (actor Enrique Villén), un histórico de la editorial, que no dudaba en exigir más y más sacrificio mientras que Vázquez resultaba ser como la oveja negra de su familia, llegando a engañarle a su propio jefe a la hora de entregar las páginas o pidiendo un adelanto por el fallecimiento (fingido) de su padre. La fotografía es oscura, que encaja muy bien con el ambiente, pero nuestro Vázquez pone la nota humorística como si fuera un personaje que hubiera cobrado vida de las páginas.
También está la casa donde “supuestamente” vive el autor. En un cochambroso ático ubicado en un edificio muy parecido a 13 Rúe del Percebe, en evidente recuerdo a la serie que desarrolló Ibáñez y que en dicho ático representaba a un moroso en idéntica referencia a su compañero y amigo. En la película está casado y con un hijo que poco a poco va a aprendiendo de su padre, pero en realidad pasará más tiempo en la calle y en otros domicilios que en su propia vivienda. Aparte de con otras mujeres y cuidando a otros niños.Dirigida por Oscar Aibar y protagonizada por Santiago Segura, la película se sitúa en la España de los años sesenta con el leit motiv de reflejar las anécdotas y la vida “loca” de un hombre que hizo de su vida su propio cómic. Conociendo cómo se desenvolvía Vázquez en su vida habitual es fácil pensar por qué tenía tantísima capacidad para hilvanar gags, historietas y una buena multitud de personajes, no sin pelearse de vez en cuando con la censura franquista que exigía el cumplimiento de unas premisas tanto en la elaboración de sus guiones como en el retrato de los personajes. Un hombre bohemio y soñador, como diría Julio Iglesias, pícaro y sobre todo muy moroso, un defecto humorísticamente elevado a virtud a través de sus historietas.
En la película se distinguen claramente unos pocos escenarios pero suficientes para resumir brevemente la compleja vida del autor. La empresa Bruguera. Un edificio donde todos los historietistas trabajaban incansablemente bajo la dirección de un autoritario Rafael González (actor Enrique Villén), un histórico de la editorial, que no dudaba en exigir más y más sacrificio mientras que Vázquez resultaba ser como la oveja negra de su familia, llegando a engañarle a su propio jefe a la hora de entregar las páginas o pidiendo un adelanto por el fallecimiento (fingido) de su padre. La fotografía es oscura, que encaja muy bien con el ambiente, pero nuestro Vázquez pone la nota humorística como si fuera un personaje que hubiera cobrado vida de las páginas.
Los hoteles son otros escenarios en los que Vázquez creó su leyenda de moroso. Las mujeres y las habitaciones de hoteles se sucedieron durante toda su vida a la par que sus deudas. Tal fue así que le dieron para muchas anécdotas e inspiraciones que plasmó tanto en historietas de temática infantil o humor blanco (Cuentos del Tío Vázquez, retratándose a sí mismo) como de tinte adulto o erótico (Sabado Sabadete o Historias Verdes).
En cuanto a los actores, destacar sobre todo a Santiago Segura, que tiene experiencia a la hora de interpretar a personajes sin complejos, pícaros y con ese punto simpático de sinvergonzonería como con el archifamoso Torrente, que apunta a una cuatrilogía. Supo meterse de lleno en el papel y no creemos que otro actor español lo hubiera hecho mejor.
En cuanto a los secundarios, Francisco Ibáñez, el creador de Mortadelo y Filemón es también interpretado, en este caso por Manolo Solo y sinceramente con brillantez. Quizá lo único que nos pilló un poco en fuera de juego fue su leve tartamudeo, inexistente en el auténtico y actual. Metódico y amable, es retratado como buen amigo y admirador de Vázquez, ambas cosas que siempre ha mencionado el auténtico Ibáñez. De hecho su humor parece inspirarse un poco en algunas historietas de Manuel Vázquez, no sólo por el gran parecido de la Familia Trapisonda respecto de la Familia Cebolleta.
El “malo” de esta película es Peláez, interpretado por Alex Angulo. En realidad es un personaje ficticio, pero sirve de contrapunto a Vázquez y el nexo entre el redactor-jefe de Bruguera y el autor, intentando continuamente fastidiarle la existencia en represalia a sus engaños o incumplimientos de su contrato, incluso haciendo lo posible por delatarle y fuese encarcelado. De hecho es también cierto que pasó un tiempo en la cárcel tras una denuncia de Bruguera por falsificación de firma. Peláez también parodia el tema de los derechos propiedad de Bruguera (de personajes y series) que fueron arrebatados a sus legítimos autores, de una forma más sutil y temprana que la que podemos ver en la película, pero que es importante de tener en cuenta. Su aspecto, forma de hablar y maldad le convierte en un personaje que da mucho juego. Hay que destacar también la participación de Manuel Vázquez hijo, que interpreta un breve papel de un médico, asistiendo precisamente al nacimiento de él mismo en la película.
Me llamó también la atención ver un cameo de Ernesto Sevilla, de La hora Chanante, Muchachada Nui y Museo Coconut, interpretando a un camarero. También por supuesto las escenas animadas de personajes como Anacleto, Las Hermanas Gilda o El Tío Vázquez.
Respecto a las críticas sobre la escenificación espacio-temporal de Bruguera, contestaría señalando que el único objetivo de la película es representar la vida de Vázquez. Da igual que los eventos sucedieron en un año distinto a 1968 y que fuera imposible por ejemplo que la escena final fuera 30 años después (murió en 1995), sino que muchos de los gags o momentos dramáticos de la película sucedieron realmente. La película es muy simpática y sin emplear demasiado presupuesto ha resultado bastante digna como homenaje a Manuel Vázquez. Ayuda un poco a conocer la leyenda de un autor en el que muchos se inspiraron y que dejó un legado de cómics imperecedero: Anacleto, Hermanas Gilda, Familia Cebolleta, Angelito, Tío Vázquez… Por cierto, anunciamos que el 9 de febrero se publicará un Magos del Humor, el número 142, dedicado a la Familia Cebolleta.
Mi valoración de la película es de un 7,50. En este enlace podemos acceder a la página web del filme con información acerca del filme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario