miércoles, 19 de julio de 2023

Francisco Ibáñez, en nuestra memoria de niño y adulto

He tardado unos días en escribir este post, pero no podía dejar pasar más días sin dedicarlo a Francisco Ibáñez Talavera, el historietista español más popular de todos los tiempos y creador entre otros muchos personajes de Mortadelo y Filemón, Rompetechos y 13 Rúe del Percebe. A los 87 años y sin haberse jubilado, nos ha dejado tras casi 70 años de carrera nada menos dado que llevaba desde los años cincuenta nada menos. Pese a la sorpresa absolutamente desagradable del pasado sábado 15 de julio, en parte no ha sido del todo inesperada.

Ciertamente, en los últimos años, Ibáñez se había alejado de los focos. Desde 2020, el famoso año del confinamiento por el COVID-19, no asistió a ninguna firma ni tan siquiera una vez levantadas las restricciones por motivos sanitarios. Ni al Salón de Barcelona, ni a la Feria del libro de Madrid ni a ningún sitio. Sí concedió algunas entrevistas escritas, pero la última en vivo y muy significativa fue esta. Es muy significativo que en el minuto 18:30 revela que sufrió una pancreatitis que le mantuvo mucho tiempo en el hospital entubado y que desde entonces ya no trabajaba igual e igualmente el 33:00 en que pide que termine la entrevista porque no estaba de humor al tener problemas familiares relativos a la salud de una de sus hijas.


A esto añadimos que en el pasado mes de mayo se le concedió un premio por parte de la Feria del libro de Madrid el premio Lealtad 2023. Sin embargo, no acudió a recogerlo ni el propio Ibáñez ni tan siquiera su esposa o alguien de la familia. Lo recogió una directiva de la editorial Penguin Random House, Isabel Sbert. Al parecer, según se desveló con posterioridad a su fallecimiento el motivo era el delicado estado de salud del artista.

En cuanto a los últimos cómics editados, precisamente desde 2020 se han ido publicando algunas historietas que en realidad llevaban tiempo realizadas como Misterio en el hipermercado, El cambio climático e incluso Mundial de baloncesto 2023. Ésta última, literalmente la última publicada en vida no está ni fechada ni firmada por el propio Ibáñez y además está sacada de contexto del evento real al no situar a Mortadelo y Filemón en los países asiáticos donde se celebra. Algo absolutamente incoherente con la tradición de varias décadas en los acontecimientos deportivos como juegos olímpicos y mundiales. Tokio 2020 es justo la que se finalizó antes del punto de inflexión del 13 de marzo de 2020, mientras que Misión por España se inició justo coincidiendo con el confinamiento y La vuelta al mundo fue posterior a esta. La siguiente fue Mundial 2022 y al contrario que la de baloncesto sí que está contextualizada en Qatar. Así que da la impresión de que Ibáñez ha ido a aventura por año.

En verdad, los fans nos pensábamos que íbamos a tener siempre a Ibáñez. Es justo la misma sensación que tenemos con nuestros padres, que nos acostumbramos a tenerlos ahí y creemos que durante toda nuestra vida por muy mayores que se hagan siempre van a estar. Es por eso por lo que cuando llega el momento del adiós, aunque no sea del todo inesperado, jamás se asume. Y pasa también con el caso de Ibáñez porque era mucho más que un historietista. Era una persona que nos ha hecho más felices en nuestras infancias e incluso también en nuestra vida madura. 

En realidad, Ibáñez no ha muerto en el sentido más categórico. No puede desaparecer una persona que ha protagonizado momentos divertidos y de felicidad para tantas generaciones de españoles e incluso de fuera de nuestras fronteras y en tiempos tanto prósperos como de crisis y pobreza. Mientras haya gente que lo recuerde y que disfrute de sus cómics, incluso dándoselos a leer a sus hijos, Francisco Ibáñez no morirá. Y es que su servicio global es enormemente de agradecer, ayudando sin quererlo a leer a muchísimas personas.



Siempre recordaré el momento del Salón del cómic de Barcelona de 2015 en que lo conocí personalmente y me dedicó un dibujo de un Mortadelo por mi 34 cumpleaños. Es algo que puede leerse en esta entrada. "¿34? ¡Quién los pillara, quién los pillara". Su mítica frase cuando le hice esa petición. Fue mi amable y además me firmó también para mi hermano y un amigo. Pero lo más importante no era ya esa firma. Es el hecho de compartir un minuto de la vida de semejante leyenda y persona a la que admiras por lo feliz que te ha hecho. Eso sí que no se compra con dinero y es lo más inolvidable de ese viaje de 16 horas en tren ida y vuelta.

Como tampoco olvido los momentos de mi niñez en que caminaba hacia la librería con el dinero que me había dado mi madre. Esa mítica papelería Lorca de mi pueblo donde se vendían esos tesoros al entrar a la derecha. No había momento más ilusionante para mí siendo un niño de primaria y ya de adulto echo mucho de menos esa sensación, si bien sigo siendo un aficionado al cómic. Sin Ibáñez, muy probablemente no lo hubiese sido. Algún tebeo hubiese leído, pero dudo muchísimo que actualmente fuese lector. Hoy día leo bastante manga, franco-belga, algo de americano y Disney, pero con Ibáñez empezó todo. Ibáñez me despertó el encanto por este séptimo arte.

No sabemos qué deparará el futuro de esta serie que este año cumplió el 65 aniversario. Pero él ya dejó claro que quería que continuasen sus personajes con otros autores, si bien reconocía que el guion es algo muy personal y que sin él ya no sería lo mismo. Normal que así lo considere, pues todos tenemos nuestro amor propio. Existen de hecho algunos Mortadelos realizados por otros autores, pero su calidad fue nefasta. Ello no obsta a que puedan encargarse otros con más talento. Por mi parte, opino que Cera y Ramis serían los más indicados para tamaña empresa. Es cierto que el plan Zipi y Zape post Escobar no funcionó, pero en realidad creo que esos personajes no eran los más apropiados para su humor. En cuanto a las publicaciones originales de Francisco Ibáñez, debería primero de terminar de salir lo no editado aún, incluyendo la inacabada París 2024 en su estado tal cual la dejó antes de fenecer. Otra idea sería un coleccionable integral con extras después de varios intentos fracasados, pero ahora sería el momento de hacerlo bien.

Descanse en paz, Don Francisco Ibáñez y muchísimas gracias por todo.

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