lunes, 27 de agosto de 2018

La letra pequeña de las pólizas de seguros

Hace bastantes años (porque aunque no lo parezca y siga siendo joven cada vez lo soy menos), estuve trabajando para dos compañías de seguros en épocas diferentes. En una de ellas fui administrativo y trabajé de cara al público tanto haciendo pólizas nuevas como atendiendo partes de siniestro en su tramitación inicial. En la otra, de nefasto recuerdo, tenía que ir de puerta en puerta e intentar convencer a la gente de que hiciese seguros. La experiencia como empleado y sobre todo como consumidor me ha hecho percatar de que existen algunos detalles que todos deberíamos tener en cuenta antes de hacer un seguro. No necesariamente para no contratarlo, sino como mínimo para que lo que pueda ocurrir no nos pille de sorpresa.

Así por ejemplo, si cogemos una póliza de seguro de Hogar, nos debería de llamar mucho la atención el hecho de que existen muchas más páginas dedicadas a relatar qué NO está cubierto. ¿Cuál es la explicación o el truco? Pues es muy sencillo. Todo lo que tenga que ver con el mantenimiento de nuestro hogar es culpa nuestra si sucede algún infortunio. Es por ello por lo que para muchas viviendas antiguas un seguro de hogar es inútil a no ser que entren a robar a tu casa y forzando ventanas, puertas y todo lo que pillen.

Por otra parte, el seguro de Hogar es absolutamente obligatorio en caso de estar gravada la vivienda por un préstamo hipotecario, pero no así en caso contrario. Los seguros de la competencia tratan de convencer de que ellos tienen más coberturas, pero realmente son las mismas según Ley. Lo único que juega a favor de los bancos es que si cambias el seguro que ellos tienen negociado (CASER), te reducen bonificaciones, pagas más intereses y en consecuencia tu hipoteca aumenta. Así que muy grande debería ser el incentivo para que cambies de compañía.

Mucha más miga tiene el tema de los automóviles. Para empezar, lo más importante todo es que mientras que no tengas ningún incidente sólo tienen contigo buenas palabras y promesas. Cuando hay algún problema es cuando ponen endosarte ellos alguno adicional. Y es entonces cuando más cuidado hay que tener. Así, una de las inconveniencias que he tenido es que me penalicen por llevar el coche averiado a un taller no situado en una reducida zona geográfica donde se quede parado. Lo último ha sido que por no llevar el coche a un taller "colaborador" de la compañía, pierda la bonificación de no siniestralidad y a pesar de que había declarado daños propios porque me lo rayaron. Es decir, no hubo ningún tipo de colisión con un tercero. En ambos casos, hablo de dos compañías de estas que no tienen oficinas y funcionan por Internet y teléfono.

La experiencia me recomienda que opte por compañías que cuenten con oficinas físicas. Es mejor dirigirte a un sitio en persona el que te atiendan y puedas poner cara y que te pongan cara, con una atención personalizada. Las otras compañías ofrecen un 902 de tarificación especial para que te dejes la cuenta corriente en llamadas, algunas veces haciéndote esperar veinte minutos y en ocasiones sin enterarse de la película. Es decir, que tienes que volver a llamar otra vez como un día que me pasó que no habían grabado el encargo al perito. Encima, en Internet no funciona bien el procedimiento de comunicar partes de accidente. Resumidamente, una cara muy dura que pretende multiplicar clientes con precios reducidos y cobrarse bien cobrada la respuesta cuando sucede algún imprevisto.

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