Crianza de los agapornis papilleros

Hace más de un año dediqué un post sobre los agapornis, uno de mis animales favoritos. Por desgracia, hace también varios meses se nos escapó el que teníamos. Ahora tenemos la ilusión de tener pronto agapornis palilleros, que son las crías de estos preciosos animalitos que tenemos que alimentar y cuidar varias veces a diario para que cuando se hagan mayores nos tengan cariño y podamos tenerlos libres, sin miedo a que se escapen y no regresen. Y por supuesto que no nos piquen ni nos vean como una amenaza, sino como un amigo. Pero desde el principio hay que tener en cuenta que son animalitos con pocos días de vida, pequeños y delicados y que aproximadamente hay que sacar de su nido a los 20 días de vida. Vayamos sin más preámbulos a los consejos más interesantes que he encontrado en la Web.

Su casita, para empezar, puede ser un tapper de plástico sin tapadera o con una malla. Se desaconseja que sea una caja de cartón o de madera porque los excrementos son muy líquidos y sería complicado limpiarla bien. No tiene sentido meterlo en una jaula, no ya porque no tiene plumas y no puede salirse, sino porque es más cómodo teniendo en cuenta que necesitaremos cogerlo con frecuencia. El fondo lo llenaremos de virutas de madera como a los hámsters pero nunca de serrín, porque son partículas pequeñas que pueden dañar al agaporni. La higiene es también muy importante, debiendo de limpiarla cada dos días para evitar la acumulación de excrementos y cambiar las virutas.



Mientras que no le salgan plumas, será su primera morada y en ningún caso debemos de dejarlo al aire libre o en un patio, sino dentro de casa y con adecuada iluminación, pero sobre todo protegerle del frío. Podemos colocar una manta eléctrica bajo la caja (sin que queme) y colocando siempre una tela entre la caja y la manta. El agaporni es en estos momentos un animal muy delicado y necesita calor. De hecho, si notamos que no come o que está decaído puede deberse a que tiene mucho frío. Y es que las aves tienen una temperatura interna superior a la de los mamíferos. De hecho, lo que para un ser humano sería tener fiebre (38º), para ellos es lo óptimo. En cambio, las patitas suelen estar algo menos calientes y es que tienen un mecanismo especial de refrigeración

Lo más importante es preparar la papilla. La que se utiliza es la específica para cría de aves psitácidas (loros, guacamayos, periquitos, agapornis, ninfas, etc.), aunque como medida de urgencia se le puede dar en un momento dado papilla de cereales para bebés. Para realizar la papilla, debemos de calentar (a unos 38-40º) en el microondas un poco de agua embotellada. Llenamos a la mitad un vasito - con medidas impresas y de plástico - de papilla y añadimos a continuación agua hasta que adquiera una consistencia homogénea y espesa, como un yogur o natillas. Es importante que esté caliente pero no demasiado, ya que caso de ser fría en exceso le sentará mal, ralentizará la digestión o la rechazará. Si está muy caliente podemos removerla un poquito.



Ahora bien, ¿cómo se le suministra la papilla? Pues mediante una jeringuilla específica para estas aves y colocando la punta a la derecha del pico mientras lo sostenemos con una mano o lo colocamos en un lugar donde no corra peligro. Ojo porque si se la ponemos a la izquierda corremos riesgo de que se introduzca papilla por la traquea y se asfixie. La cantidad de papilla en cierto modo nos la puede sugerir el pollito, pero vigilando que no se le llene demasiado el buche. Aproximadamente serán 7-10 ml al día. Eso sí, la papilla sobrante que no se tome el pollito no hay que guardarla para otro día, porque puede llegar a ser mortal al fermentar en el buche. En cuanto a las tomas, requiere muchas más (lógicamente) cuanto más pequeño sea. Primero 5 al día en los horarios típicos de comidas de las personas humanas y cuando supera el mes de vida, 3 al día. De igual modo, si notamos que su buche está lleno, tendremos que esperarnos.

La parte más delicada es sin duda la transición de cría a adulto. Es decir, el destete: cuando deja de comer papilla y se va alimentando de productos más sólidos. Suele ser cuando supera llega a los 40 días de vida. Cuando está más o menos emplumado, abre las alas y picotea la viruta, le trasladamos a la jaula y le ponemos tanto mijo como agua e incluso panizo, pipas y algo de verdura. Ni se nos ocurra ponerle papilla en un comedero. Sólo se debe de dar en el momento. Para que se familiarice con la jaula tenemos que colocar los palitos en un acceso cómodo para el animal. Cuando vemos que va comiendo, le vamos reduciendo las tomas (primero la del mediodía). Si comprobamos que sigue comiendo, va por buen camino. De lo contrario tenemos que seguir dándole papilla. Una vez más el pollito marca el ritmo del destete, que tiene su culminación a los dos meses aproximados y, si lo hacemos bien, habremos conseguido criar un agapornis, hacerlo mayor y socializarlo. ¿Verdad que sería para sentirse orgulloso?