¿Cómo actúa el ciberacosador? Este tipo de gentuza suele tener altos conocimientos de Internet, pero no suelen ser profesionales en la materia. Más bien la obtienen precisamente de la red, aprovechando los manuales que otros malandrines suelen publicar por los foros. Su estrategia contra sus víctimas la basan en la obtención de la mayor información posible, la cual suelen recogerla en una simple conversación de chat. E incluso investigando información de sus amigos en las redes sociales, sobre todo si estos no guardan un control de la privacidad de su perfil. Estos datos les pueden servir para muchos fines, desde adivinar la contraseña del e-mail hasta realizar amenazas más creíbles. Incluso también pueden rastrear la IP de su víctima. Otras perrerías son que pueden aprovechar para publicar información falsa en varios sitios web, como abrir un perfil en una red social con el objetivo de desprestigiar a una persona y también introducirnos virus que capturen toda la información que tecleamos, como nuestros passwords de todas las redes sociales y correos. Lo peor es cuando se llega a las amenazas, sobre todo de muerte, que atemorizan al receptor conminándole a que realice las acciones que exige el ciberacosador: enviar fotos, conectar la WebCam, ingresar dinero...
Especialmente ha sido y es Twitter un escenario en el que se escriben terribles mensajes contra famosos en menos de 140 caracteres. De hecho, esta red social es aprovechada por todo el mundo para intentar comunicarse con personalidades del mundo de la política, música, espectáculos, deporte… y desgraciadamente también para entrar en insultos, calumnias y desprecios verbales, creyéndose los trolls muy graciosos. Pues bien, a más de uno los han pillado como en los casos de amenazas a Juanma Castaño y a Eva Hache, que no dudaron en denunciar unos mensajes terribles en los que su seguridad se veía amenazada. E incluso en una ocasión recuerdo leer en directo como Pedro J. Ramírez le instaba a un tontuco a retirar su insulto o al día siguiente por la mañana ponía el tema en manos de la Policía. Al final terminó borrando el mensaje de “pum, pum y al suelo”. Recomiendo seguir a los perfiles @policia y @guardiacivil062. Estas fuerzas y cuerpos de seguridad animan a denunciar en este tipo de casos y de vez en cuando publican en breves palabras las operaciones conseguidas.
Los casos más específicos y graves de ciberacoso: son el grooming y el bullying, que se diferencian en que en el primer caso el acosador es un adulto y en el segundo otro menor de edad, pero coinciden en que las víctimas son niños o adolescentes. Los acosadores, en el caso del grooming, consiguen ganarse el cariño del menor (posiblemente haciéndose pasar por otro menor) y logran obtener mucha información privada. En ocasiones también obtienen imágenes comprometidas (de contenido sexual más o menos explícito) de sus presas y cuando tienen la info que necesitan, les amenazan con agresiones físicas o muerte para que envíen más fotos. Otra variante es obligarle a que hagan cosas por la Webcam o las fotos serán publicadas. Sin duda este es el caso más peligroso, porque la persona que se encuentra tras el ordenador es un pederasta, el ser más repugnante que se puede encontrar en la sociedad. Evidentemente hay que ser tonto/a para enviar fotos en las que estamos desnudos, pero si alguien comete ese error no cabe otra cosa que una inmediata denuncia.
El bullying por su parte puede herir mucho la moral de nuestros hijos, mediante constantes amenazas y humillaciones de, muy posiblemente, una persona conocida. Tenemos, por tanto, que vigilar estrechamente a qué páginas se conectan los menores de edad y sobre todo si sentimos que se sienten tristes o hundidos o bien que su autoestima se encuentra por los suelos. El uso de las redes sociales por parte de los niños y adolescentes ha crecido enormemente en los últimos años y en la práctica son un medio más habitual de contacto con sus amigos o conocidos de lo que parece. Huelga decir que aquellos jóvenes que sufren una falta de confianza más acusada son los blancos perfectos para este tipo de acosadores cibernéticos.
¿Cómo evitar el ciberacoso? Lo primero de todo es que hay que guardar una seguridad en nuestra privacidad. Sin conocer a una persona y sobre todo sin ver una fotografía o su imagen por WebCam, no es recomendable contestar a todo lo que nos pregunte y menos aún a acceder a remitirle material que consideremos secreto. Tampoco hay que responder a ningún tipo de provocaciones, sino bloquear (ojo, no sólo eliminar) a esa persona en el chat o red social y en su caso guardar las amenazas recibidas y denunciar inmediatamente a la policía. Por otra parte hay que establecer fuertes contraseñas que combinen mayúsculas con minúsculas, exclamaciones o interrogantes, números y otro tipo de símbolos. Pero también vigilar qué pregunta ponemos en caso de “olvido” de contraseña, pues si es algo como tu fecha de nacimiento o tu pueblo, será muy fácil que nos roben. Incluso en esa respuesta habría que colocar otra contraseña reforzada. Otra medida interesante es guardar como búsqueda en Google tu nombre, teléfono y dirección de correo, para que lleguen avisos por si acaso alguien no autorizado cuelga esta información. Asimismo, es conveniente instalar un antivirus lo suficientemente potente contra el Malware, que básicamente se apodera de nuestra información más confidencial. Y lo último, pero no menos importante: elegir bien a tus amigos/as.
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