Los Talk Show son programas de la tele en los que supuestamente gente “normal” acude a contar sus problemas. Tuvo su tiempo de máxima eclosión con el 'Esta es mi gente' de las autonómicas y el longevo 'Diario de Patricia', retirado en septiembre de este año. El caso es que estos espacios terminan degenerando en una exposición de historias semi inventadas cuando no una patraña total para mantener la audiencia, rozando en algunos momentos el frikismo más incomprensible. Tal vez fuera Mentiras peligrosas una burla-parodia de dichos programas, con la peculiaridad de que el teatro llegaba a límites más allá de lo bizarro. Un subproducto de historias y actores totalmente inverosímiles presentado por la también infame Leticia Sabater, con experiencia en bodrios como Desayuna con alegría y A mediodía, alegría. El programa despertó furor y carcajadas en el Canal 7 y en diversos canales locales (como el Canal 21 en Murcia) durante los años 2002 y 2003. De hecho se convirtió su cadena productora en la más vista de las televisiones locales en España con un… ¡35% de share! Una farsa tan sumamente gorda y esperpéntica que generó no pocas risas y merece guardar un recuerdo en el baúl más preciado del frikismo.
En un plató bastante modesto, la “Leti” recibía a una serie de invitados que estaban conectados en relación con un problema sentimental o personal. Pues bien, podemos decir que esos invitados formaban parte de un grupo que… ¡repetían un papel distinto en varios programas! De forma que sin prácticamente ningún tipo de caracterización podíamos reconocer a un chico que venía a que le pidiera perdón su novia y que era justo el mismo actor que en un episodio anterior engañaba a su mejor amigo. La primera entrevista del programa era un tanto light, para entrar en materia, pero a partir del segundo invitado empezaban a tensarse las cosas, sobre todo con la sorprendente aparición de una tercera persona que revelaba algún trapo sucio (normalmente engaños amorosos), en el marco de una sobreactuación patente. Era hilarante asistir a tamaña exhibición de pérdida de papeles por parte del personal. Era el momento en que, después de que se propinasen tres o cuatro leches mamporreras y se hubiese desatado suficientemente la locura colectiva y el desmadre, interviniese el segurata del show. Un tipo con gesto de Stallone que permanecía con los brazos cruzados casi todo el programa.
El público también tomaba parte en las discusiones de historias rocambolescas y aireamiento de trapos sucios. Normalmente era el mismo todos los días y entre ellos destacaba un jubilado que se creía el vengador justiciero (esto me lo invento yo, pero lo pienso), diciendo todo lo que debían de hacer y en ocasiones ejerciendo de psicólogo. También una chica un tanto garrula (o choni, como se diría actualmente) atacando al que había engañado. Por lo general el público era bastante crítico con los invitados y Leti alentaba a los mismos a que metieran caña, no demostrando mucha parcialidad en esta farsa. Veamos un vídeo para ir entrando en materia práctica de a qué tipo de show nos referimos:
Pero no sólo tomaban parte los invitados, sino documentos sonoros y visuales de un estrafalario “equipo de investigación”. Sí, sobreactuadas conversaciones grabadas de los invitados o implicados en un tono que nada tenía que ver con el que empleaban en el plató, así como lamentables escenas de vídeo grabadas con cámara oculta (normalmente en arbustos o en la calle) en la que salían invitados enrollándose con otra persona, poniéndole los cuernos a su pareja. Esto generaba la sorpresa de los culpables y las profundas iras de las víctimas, que se lanzaban como posesas aullando a grito pelado. También se admitían llamadas telefónicas que en realidad eran de más actores frikis, generando polémica y revolucionando al personal. Y es precisamente lo que le encanta a los televidentes, pues pese a lo grotesco de las situaciones no negamos que nos hemos partido la caja a gusto. Veamos un nuevo vídeo:
Y ya el culmen de lo surrealista tuvo lugar en la segunda temporada con una especie de “máquina de la verdad”, que introducían con la siguiente presentación bizarra: "El Truth Metter Vap es un invento del equipo científico de la universidad de "Braunton" que se basa en un mecanismo que recoge los vapores que desprende el cerebro ante las reacciones de la persona. Es una máquina que a pesar de estar en proceso de ajustes ya cuenta con el aval de la "Society of scientific research de Milawer". Su grado de fiabilidad esta en un 80%". Esta máquina era más falsa que un amigo del Facebook, pues no era más que un secador de peluquería con luces de neón que emitía un chirrido cuando supuestamente el sujeto mentía, provocando una vez más las iras de los "afectados" por tales mentiras y las reacciones desproporcionadas de los mismos. A continuación otro vídeo:
También en la segunda temporada se incluyeron disparates de calibre como exorcismos o partos con bebés Nenuco. Sin embargo, el hecho de que Leticia se marchara temporalmente para trabajar con mejor contrato en La isla de los famosos, generó que la audiencia del programa cayera en picado. Le sustituyó Loreto Valverde tanto en este espacio como en De hecho pareja, copia barata de Vivan los novios. En esa nueva etapa hubo un momento en que abandonaron la escenificación de desamoríos y engaños y transformaron el programa en un espacio de debate, normalmente desempeñando algún actor algún papel polémico llevado al extremo: un machista, un homófobo, un racista... Tras la “muerte” de Mentiras peligrosas, espacios de televenta pasaron a ocupar el espacio de este histórico programa.
En un plató bastante modesto, la “Leti” recibía a una serie de invitados que estaban conectados en relación con un problema sentimental o personal. Pues bien, podemos decir que esos invitados formaban parte de un grupo que… ¡repetían un papel distinto en varios programas! De forma que sin prácticamente ningún tipo de caracterización podíamos reconocer a un chico que venía a que le pidiera perdón su novia y que era justo el mismo actor que en un episodio anterior engañaba a su mejor amigo. La primera entrevista del programa era un tanto light, para entrar en materia, pero a partir del segundo invitado empezaban a tensarse las cosas, sobre todo con la sorprendente aparición de una tercera persona que revelaba algún trapo sucio (normalmente engaños amorosos), en el marco de una sobreactuación patente. Era hilarante asistir a tamaña exhibición de pérdida de papeles por parte del personal. Era el momento en que, después de que se propinasen tres o cuatro leches mamporreras y se hubiese desatado suficientemente la locura colectiva y el desmadre, interviniese el segurata del show. Un tipo con gesto de Stallone que permanecía con los brazos cruzados casi todo el programa.
El público también tomaba parte en las discusiones de historias rocambolescas y aireamiento de trapos sucios. Normalmente era el mismo todos los días y entre ellos destacaba un jubilado que se creía el vengador justiciero (esto me lo invento yo, pero lo pienso), diciendo todo lo que debían de hacer y en ocasiones ejerciendo de psicólogo. También una chica un tanto garrula (o choni, como se diría actualmente) atacando al que había engañado. Por lo general el público era bastante crítico con los invitados y Leti alentaba a los mismos a que metieran caña, no demostrando mucha parcialidad en esta farsa. Veamos un vídeo para ir entrando en materia práctica de a qué tipo de show nos referimos:
Pero no sólo tomaban parte los invitados, sino documentos sonoros y visuales de un estrafalario “equipo de investigación”. Sí, sobreactuadas conversaciones grabadas de los invitados o implicados en un tono que nada tenía que ver con el que empleaban en el plató, así como lamentables escenas de vídeo grabadas con cámara oculta (normalmente en arbustos o en la calle) en la que salían invitados enrollándose con otra persona, poniéndole los cuernos a su pareja. Esto generaba la sorpresa de los culpables y las profundas iras de las víctimas, que se lanzaban como posesas aullando a grito pelado. También se admitían llamadas telefónicas que en realidad eran de más actores frikis, generando polémica y revolucionando al personal. Y es precisamente lo que le encanta a los televidentes, pues pese a lo grotesco de las situaciones no negamos que nos hemos partido la caja a gusto. Veamos un nuevo vídeo:
Y ya el culmen de lo surrealista tuvo lugar en la segunda temporada con una especie de “máquina de la verdad”, que introducían con la siguiente presentación bizarra: "El Truth Metter Vap es un invento del equipo científico de la universidad de "Braunton" que se basa en un mecanismo que recoge los vapores que desprende el cerebro ante las reacciones de la persona. Es una máquina que a pesar de estar en proceso de ajustes ya cuenta con el aval de la "Society of scientific research de Milawer". Su grado de fiabilidad esta en un 80%". Esta máquina era más falsa que un amigo del Facebook, pues no era más que un secador de peluquería con luces de neón que emitía un chirrido cuando supuestamente el sujeto mentía, provocando una vez más las iras de los "afectados" por tales mentiras y las reacciones desproporcionadas de los mismos. A continuación otro vídeo:
También en la segunda temporada se incluyeron disparates de calibre como exorcismos o partos con bebés Nenuco. Sin embargo, el hecho de que Leticia se marchara temporalmente para trabajar con mejor contrato en La isla de los famosos, generó que la audiencia del programa cayera en picado. Le sustituyó Loreto Valverde tanto en este espacio como en De hecho pareja, copia barata de Vivan los novios. En esa nueva etapa hubo un momento en que abandonaron la escenificación de desamoríos y engaños y transformaron el programa en un espacio de debate, normalmente desempeñando algún actor algún papel polémico llevado al extremo: un machista, un homófobo, un racista... Tras la “muerte” de Mentiras peligrosas, espacios de televenta pasaron a ocupar el espacio de este histórico programa.
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