jueves, 11 de noviembre de 2010

La bazofia de Telecinco

Si existe algún canal de televisión que se caracteriza por su bajeza moral y programas vacíos de contenido instructivo y sí llenos de mentiras y basuras, sin duda es Telecinco. Más conocido como Telecirco o en su defecto "Telechincho" (léase cómic de Superlópez Gritad, gritad, malditos).

A primeros de los años noventa, basó la captación de su audiencia en la contratación y lucimiento de pibitas de curvas peligrosas y vestuario más propio de Tarzán. Acordaros, si no, de Vip Noche y sus Cacao Maravillao y de Tutti Frutti y las Mamma Chicho. También estuvo por allí una tal Natalia Estrada. La calidad de los programas era mala. Alegraba la vista, sí, pero no ofrecía nada más.

Pero es que la llegada del siglo XXI ha traído consigo una transformación deleznable de la televisión, comandada por este pseudo canal televisivo. Empezó TVE con su razonablemente aceptable Corazón, Corazón. Pero es que Telecirco, haciendo gala de su carnaza, la ha explotado hasta límites...

...Inimaginables.

La llegada del Gran Hermano o Gran Primo hizo que más de 12 millones de ciudadanos/as de este país se sentara como un idiota (vale, reconozco que en la primera edición fui yo uno de ellos) a ver lo que hacían cinco tías y cinco tíos que no los conoce ni su padre (en algunos casos además de verdad) cuya intención no es ganar el concurso, sino irse de fiesta de disco en disco y de programa en programa. Construcción artificial de famosos, que aunque les de una popularidad finita sí les hace llegar a ser algo en la vida dicen ellos (risa floja). Pero no, no dejan de ser unos Don Nadie.

Siempre han elegido al típico neng pasota, el freak, la ávida de satisfacer su deseo sexual constantemente, el salido, el/la que busca pelea, la que va de inocente...¡Pero es que encima hablan de esta bazofia de concurso a todas horas! Llegaron a bombardear a la opinión pública en el programa de "La Campos", luego de "La Quintana", Crónicas Marranas...aunque esta última joyita se la cargó el buen amigo Buenafuente. Qué grande eres tío.

¿A quién le puede importar la vida de unos mindundi? Si recordamos que hasta hicieron una película, ya es para empezar a dudar de la existencia de vida inteligente en la Tierra.

Otro escarnio de programa-concurso es el de Mujeres, Hombres y Viceversa. Yo añadiría animales, porque menuda fauna pulula por allí. Poco después de ver su 1ª edición, pude comprobar que todo es un montaje. Nadie va allí a buscar el amor. ¿O me van a convencer de que diez tías macizas y otros tantos tíos cuadrados van a tener problema en encontrar pareja? Van a lo que van, que es a obtener popularidad y a hacer su papel. Es más, firman sus contratos con comisiones por cada cita que obtengan. Su leit motiv es llamar la atención y dar mucho juego. Sobra decir que son seleccionados, por lo general, de agencias de modelos y muchos de ellos ya hicieron casting para otros reality chous.

De Buena Ley es otro tongazo como la copa de un pino. Dos partes se inventan un litigio (que quizás puede tener algo de verdad), pero lo llevan al extremo de sobreactuación como si se trataran de la ¿polifacética? Belén Esteban. Gritando como cosacos e incluso también miembros del público que "superan" igualmente su casting. Vamos, sobreactuación a manta.

Operación Triunfo es otro espectáculo dantesco. En algunos casos se han podido encontrar estrellas como Bustamante o Bisbal que, sin ser santos de mi devoción, si son respetados por el éxito que han alcanzado. Pero existen muchos otros que han sido flor de un día y... ¡qué casualidad! las que cantan peor que un mandril con ataque de hemorroides siempre han sido portada de Interviú, al igual que muchísimas de Gran Hermano. Recuerdo que hace tres años se celebró un casting en Murcia y acompañé a una amiga que cantaba como los ángeles. No la selecionaron y se entristeció, pero realmente debió de llorar de alegría. ¿Qué pintaba el Risto Mejodes allí? Pues lo de siempre, llamar la atención y crear polémica. El fracaso de su programa en Solitario no significó sino la constatación del agotamiento de "su personaje".

Está pasando era una especie de versión de España Directo que se basaba en inventarse historias sobre famosos y lanzarlas como reales, cuando en el mismo programa se desmentían. De hecho, entre una noticia que no tiene nada que ver, colocaban una marquesina que venía anunciando otra en tono morboso y expectante "en breves momentos". ¿O es que nadie recuerda tampoco la publicidad agresiva del infame programa y a Dios gracias también desaparecido Aquí hay tomate? o el "¡¡¡Ayayayayaiiiiiiiiii!!!". Vamos, para calentar al personal, aparte de los escotes de la tal Alcayde que convirtieron a este bodrio en el programa rosa con más audiencia de la historia de la televisión en España. Está Pasando fue continuísta en relación con su formato, que aún pervive en la esencia de la cadena.

El juego de tu vida explota dos recursos: el cotilleo propiamente dicho y los polígrafos, que hace dos años estaban MUY de moda en televisión. Presentado por la misma piba de Mujeres y Hombres, ya una licenciada en Ciencias de la Basura Televisiva. Da la impresión de que las parejas no sabían cómo mandar al cuerno (si es que no lo se lo habían estampado ya en la cocorota) a sus respectivos y soltaban todos los trapos sucios (reales o no eso da igual) por dinero. Pero lo más lamentable no era eso, es que haya gente que teniendo que madrugar para trabajar o estudiar se quede como bobos esperando la respuesta. "Eso es...¡vergüenza ajena!".

Pero el exponente más clarividente de la escatología rosa más bochornosa, el auténtico esperpento nacional televisivo, es un programa que ha tenido más nombres que la hija de una tal Seisdedos: el Salsa Rosa-La Noria-Dolce Vita-Sálvame Deluxe. Programas todos los días... ¡durante toda la tarde! Y además el viernes jornada intensiva porque por la noche siguen 4 horas más. ¿Cuatro horas más de qué? De exprimir el detritus más pestilente del que sabiamente se han reído hasta la saciedad los colaboradores del estupendo programa Sé lo que Hicisteis de la Sexta. Telecinco, a base de mentiras, de dar noticias sin contrastarlas y a través de gente que no tiene ni remota idea de periodismo desarrolla diariamente su engendro de programa elevando a la categoría de portada nacional toda una serie de historias tergiversadas, sólo con la intención de alimentar a bocas ávidas de carnaza y morbosidad, que incluso tiene una extensión los fines de semana. Comandada por dos "niñas mayorcitas" que no debieron de disfrutar de una muñeca Barbi y gustan de bailar y darlo todo con motivo de politonos. El título hace honor a su estado: "Vuélveme loca". Pues no hija, ya estás para encerrarte en el psiquiátrico.

Toda la estupidez propagada por estos programas es removida a base de debates sin sentido, como el orquestado con GH. Mientras el populacho siga alimentando la audiencia de estos programas de mala muerte, mi televisión estará apagada, salvo para ver Museo Coconut, algún programa deportivo regional o algún partido de fútbol. Ya desaparecieron aquellos tiempos en que los dibujos animados los daban a las 5 de la tarde y entretenían a los niños. Pero eso ya da para otro tema. ¡Saludos!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Aquí cómo se pueden poner comentarios?

Anónimo dijo...

Antes te he puesto un comentario, pero no se ha grabado. Muy buen aporte el de Tela-hinco, Zamarro.

Raw dijo...

Jeje gracias por tu comentario. No es que no se graben, es que pasan primero por el filtro de moderación. Publiqué los dos que me llegaron, con lo que entiendo que no habrá ninguno pendiente :) Un saludo, nos vemos el finde!

Juan A. Ros dijo...

Una buena entrada la que dedicaste en su día a este pestilente canal de televisión, la cual, se puede seguir aplicando hoy día porque sigue de rigurosa actualidad.

Sus programas, como sus presentadores y colaboradores (no me gusta llamar a esta gentuza periodistas, porque no lo son) son ruidosos, ingenuos y de muy mal gusto.

Cuando no tienen o no saben de qué hablar, se meten con ellos mismos. Vamos, la creme de la creme...

Raw dijo...

Su leit motiv es hacer mucho ruido para que la gente se lo crea y vea esos programas, aunque sea mentira. Rellenar horas y horas de programación sin ofrecer absolutamente nada, salvo humo, mentiras y personajes absolutamente superficiales.

Una auténtica pena.