domingo, 12 de octubre de 2014

La alarma del ébola

Por más que se intente huir de la polémica de la política, no salimos de una y nos metemos en otra. Esta semana saltó la noticia del primer contagio del virus de ébola fuera de África. Y, cómo no, ha sido en España. Una auxiliar de enfermería del Hospital Carlos III de Madrid fue contagiada de ébola tras haber atendido a Miguel Pajares, uno de los dos religiosos infectados (que fallecieron). Teresa Romero empezó a experimentar los síntomas el 30 de septiembre pero apenas le hicieron caso. No sería hasta el lunes 6 de octubre cuando, tras dar dos positivos, se confirmó lo peor. En los primeros días le había bajado la fiebre, pero a partir del jueves empeoró su estado. Al margen de esa triste circunstancia, han ocurrido cosas bastante peculiares estos días y ha tenido lugar mucha desinformación. De unos y de otros. Incluso la cadena Cope la llegó a dar por muerta por unos minutos. En fin... en este día de la fiesta nacional de España (y de reivindicación especial para algunos, que están en todo su derecho) recordaré brevemente lo sucedido en los últimos días y mis impresiones.

Lo primero de todo, ¿fue un error la repatriación de los enfermos de ébola a España? He leído muchas cosas a favor y en contra, pero estas últimas aparte parecen más enfocadas a que eran religiosos. Vamos, como si ser cristiano no tuviera derecho a ello. Es cierto que se destinó muchísimo personal para él pero precisamente por lo grave de la enfermedad. Si nuestra arruinada sanidad pública atiende a todos con independencia de su nacionalidad, raza, creencias y etc, es absolutamente normal que tenga derecho. Y esa universalidad la defiende la Constitución Española, esa que tanto ataca Monedero y su partido Podemos. El mismo que también habla de echar abajo las fronteras y que entre aquí el que quiera. Pero claro, sus votantes y simpatizantes contestan a las críticas echándole la culpa a los medios. En lo que todos podemos estar de acuerdo es que el cuidado del enfermo debía de ser con todas sus consecuencias y exigencias. Es decir, adoptando las medidas de seguridad pertinentes. Por lo que otra cosa muy distinta es la forma de adoptar decisiones y proceder del Ministerio y la Consejería competentes de Sanidad. Y son los actores en los que hay poner el dedo en su llaga.

Por tanto, el problema o la irresponsabilidad podría situarse en dos aspectos: primero, no haber puesto a disposición del personal sanitario (enfermero y médico) los instrumentos necesarios y segundo, no haber informado convenientemente del protocolo de seguridad. Y ello implicaría una negligencia bien de la Comunidad de Madrid o de la dirección del hospital. O de ambas. No obstante y para el asombro general, el Jefe de Medicina Interna Germán Ramírez asegura que, en conversaciones privadas y a pesar de sentirse desorientada, la infectada confesó que se había tocado la cara con los guantes al quitárselos. Sin embargo, esa declaración hay que tomarla con prudencia y no como algo determinante y concluyente. Puede que haya sido por un despiste de la enfermera, pero ¿se le habrá informado convenientemente de los riesgos que conllevaba cuidar a un enfermo de ébola? ¿Alguien ya sea político o responsable del hospital se ha tomado interés en que los empleados públicos conocieran el protocolo de seguridad? Y, si es que existía ese protocolo, ¿era meridianamente claro y consistente para prevenir cualquier contagio? Porque lo más fácil es acusar a la auxiliar y listo. Ahora que ha ocurrido el drama es cuando la ministra Mato (tiene bemoles el apellido) pretende modificarlo. A la vejez, viruelas. Aquí podemos leer varios consejos para prevenir el contagio del ébola.


El ébola es una enfermedad terrible que produce mareos, vómitos, dolor de cabeza, fuerte fiebre, ausencia de apetito, diarrea y hasta hemorragias externas. Tiene un efecto de mortalidad superior al 50% en sus infectados, por lo que no se trata de ninguna broma. Puede contagiarse pero, según se lee en prensa, ni mucho menos es tan rápida como otras como el sarampión o la gripe. El contagio no tiene lugar a través del aire, sino por el contacto directo con todo tipo de fluidos: orina, semen, heces, saliva, sudor, sangre, etc... Es decir, que no se puede "pegar" simplemente con estar a un metro de la persona. Pero el hecho de que muchos de sus síntomas sean una versión más profunda de una gripe, sumado al caso presente y más debido a que el 27 de septiembre se presentó a un examen de oposición había disparado la alarma. No obstante, se insiste en que el peligro de contagio tiene lugar en fases más avanzadas y hacía apenas 2 días que el misionero había fallecido. Aquí tenemos breve información sobre el tratamiento que reciben los infectados por ébola.

Pero sin duda lo que ha tenido un impacto social más fuerte es el sacrificio del perro Excálibur, la mascota de la familia de la infectada. Su marido se negó a entregar el can, por lo que la policía nacional tuvo que llevárselo ayer por la tarde bajo orden judicial y en medio de una importante manifestación y concentración de animalistas. Una auténtica pena y rabia que tengan que acabar con el animal cuando en ningún momento existía evidencia de que estaba contagiado. Lo más normal era ponerlo en cuarentena, pero se optó por lo más sencillo que era acabar con su vida. Tuvo lugar una fuerte campaña en las redes sociales con hagstags, firmas en Change.org y miles de mensajes exigiendo que no mataran al pobre perro. Y yo lo veo totalmente legítimo, personalmente sentí mucha lástima por la muerte del perro. Pero hay que recordar que hay existen miles de perros a los que no se les encuentra dueño. Que nadie los quiere y los sacrifican. Y no veo que se organicen actos de este tipo por esos animales. Ellos también merecen una vida y un amo que los quiera. Y del mismo modo, existen miles de niños que han fallecido por este virus y tampoco se ve movilización ni protestas ni sentir general.


Así que lo mejor que puede hacerse es que se organice y difunda una adecuada y completa campaña de prevención del ébola antes de que se desmadre este tema en dos vertientes: primero, tratar a los enfermos sin que el personal sanitario conozca los protocolos necesarios para ello y los riegos en que pueden incurrir por descuido o negligencia. Segundo, aprovechar la desinformación para crear alarma social y política sin necesidad. Es más, en varias ocasiones ya se había leído en prensa supuestos contagios de ébola que se quedaron en rumores por falsos. Como por ejemplo, en Alicante. Pero, en todo caso, sinceramente pienso que el tiempo de la ministra se ha acabado, por haber demostrado incompetencia e inseguridad en todo momento. Así que lo más lógico y coherente que debe hacer es dimitir. Pero eso no se lleva mucho, salvo el caso de Gallardón.

Finalmente, no quiero cerrar el post sin hacer referencia a una noticia que parece silenciada por este asunto y es el hecho de que ya van 9 muertes por Legionella en Cataluña. ¿No se le piden responsabilidades a la Generalitat o cómo va eso?

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